Los queridos nietos

Después de diez años de haberse quedado viudo, sus nietos decidieron que el abuelo echara su cana al aire, pues diez años de veda sexual...
  • martes 15 de febrero de 2011 - 12:00 AM

Después de diez años de haberse quedado viudo, sus nietos decidieron que el abuelo echara su cana al aire, pues diez años de veda sexual no los aguanta nadie, pero con 75 años las cosas no son tan fáciles. El anciano terminó perdiendo al vida, pues de todas maneras lo llevaron a un prostíbulo y eso fue todo para el campeón.

Nicanor, quien residía en Natá de Los Caballeros, en la provincia de Coclé, se dedicada a las faenas de la agricultura, vivía solo porque su esposa murió de una enfermedad que la mantuvo varios años en cama. Él prefirió mantenerse solo, a pesar de algunas vecinas, unas viejas y otras jovencitas, querían tumbarlo, pues el hombre tenía su casita, un terreno grande y el bono de los cien para los setenta.

Uno de los nietos, Camilo, se lo trajo para la ciudad de Panamá,pues estaban preocupados porque el abuelo se había quedado solo en el campo, pero Nicanor no se hallaba bien en Villa Cáceres, donde reside su hija y tres nietos, quienes se alegraron de tenerlo en casa.

Sus hijos, nietos y tres biznietos estaban preocupados porque el abuelo no reía como antes, no echaba los chistes rojos y obscenos, mucho menos decía los piropos a las vecinas, como era su costumbre, los que las hacía reírse a carcajadas.

Entonces Camilo y alguno de sus primos decidieron llevarlo a un prostíbulo por Río Abajo, alegando que le hacia falta moña, ya que cuando joven Nicanor era un toro con las mujeres, lo que le costó varios batazos, por parte de la ahora difunta abuela.

A duras penas el viejo pudo pararse de la mecedora, pues la artritis ya a hecho mella en su cuerpo. Su hija Alina desconocía a donde los nietos llevaban al abuelo, pero igual lo arregló y vistió. Eran las tres de la tarde cuando llegaron al lugar de mujeres fáciles. Ese día había promoción de dos polvos por el precio de uno.

El abuelo no hablaba, pero sabía de las intenciones de los nietos, quienes le advirtieron a la mujer designada que lo tratara con mucho cariño, que a su edad ya no está para emociones fuertes, solicitud que acogió la dama del amor, con mucha precaución para evitar que lo sacaran del cuarto en una bolsa negra.

La mujer de origen colombiano lo trató suave, con besitos en la nuca, tocaditas en el pene, pero de nada valían los sobijos, porque no se levantaba el amigo, hasta que respiró profundo, lo que alegró a la dama de los mil amores, pero de repente otro respiro obligó que entraran los nietos, quienes llamaron a una ambulancia del 911, que cargaron con el viejo, rumbo para el Hospital Santo Tomás, pero fue tarde. El abuelo falleció camino hacia el hospital.

Al tercer día sepultaron a Nicanor en la misma fosa donde estaba su mujer en el cementerio de Natá de Los Caballeros. Ahora los nietos se culpan unos con otros, ante el repudio de sus madres, las hijas del finado.

Una noche, cuando dormía, Camilo sintió dos brazos que le ‘jalaban la pata’, empezó a rezar, pues además escuchó la voz del abuelo, que lo culpaba de llevarlo a ese lugar, donde las mujeres hacen cosas no aptas para las personas con problemas del corazón y que tienen más de diez años lejos de la paila, como lo obligaron hacerlo, sus queridos nietos

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