No perdí, gané

De un manotazo del destino se le fue al carajo su futuro laboral
  • jueves 17 de agosto de 2017 - 12:00 AM

Baldo tenía el futuro en sus manos, pero lo venció el corazón y publicó en las redes unos comentarios aduladores hacia Rita, la mujer de sus sueños, la que le escondía a Bertalicia, quien era la que le procuraba el sustento y lo ayudaba a pagar la manutención de los muchos hijos que antes de cumplir los 30 años engendró en vientres diversos. Mientras Aldo jugaba al escondite con Bertalicia seguía en su romance platónico con una ex que no quiso pasar de novia de él, y eso lo dejó picado hasta el punto que cuando ella terminó la relación él siguió enamorándola con piropos a través del celular y de las redes, foto que Rita subía merecía el elogio inmediato de Aldo, quien había subestimado tanto a Bertalicia, considerándola una ignorante en el uso de las nuevas modalidades de comunicación, que se confió y publicó el comentario que dio al traste con la relación en la que él era el beneficiado. De todo le daba la bella Bertalicia, quien andaba feliz porque a qué mujer no le gusta que a diario le digan lo mucho que la aman. Eran incontables las veces que él le escribía te amo. En las llamadas del día a día, que también eran muchísimas, Aldo le decía lo mucho que la amaba, y agregaba que era ella la única reina. La mareó con tanta abundancia de sentimiento, en menos de quince días, Bertalicia creyó que era ella la que estaba en su corazón y en su pasión. ‘Me ama tanto que todas las mañanas me envía una foto de su pene erecto a más no poder tan solo de pensar en mí', les comentaba la víctima a las amigas que la prevenían de llevarse un chasco con ese romance solo por wasap. El sinvergüenza Aldo estaba lejos, allá en las provincias alejadas de la metrópoli. ‘Amor de lejos es de pendejos', le decían las confidentes, pero Bertalicia seguía aferrada a que Aldo la amaba a ella y no tenía otra, pero ni en el pensamiento. Y se le ocurrió a ella misma sugerirle que iniciara sus estudios universitarios para que pudiera cambiar de trabajo y poder pensar en un futuro laboral menos cansón y con mejor paga. El hombre, que era un chulo de los de alto perfil y que siempre había vivido de las faldas de la exesposa, aceptó de inmediato y pidió una computadora de las mejores, porque, según él, era imprescindible tener este aparato para la carrera en una universidad particular que la inocente Bertalicia le había sugerido. Fue un día antes del envío del dineral para pagar el semestre completo y el valor de la computadora que se le formó la debacle a Aldo, quien, 48 horas antes había reaccionado con mucho amor a una foto que Rita subió a una de las redes, y plasmó en letras todo el sentimiento que le inspiraba ella. Dejó que su corazón hablara por él y le hizo saber a los usuarios de esa red que era Rita la mujer que estaba en su corazón, inscrita como ‘su reina bella'. Por esa suspicacia que anida en el alma femenina, a Bertalicia, que ya estaba lista para salir a enviar la plata para los estudios del amado, le dio por ‘curiosearle' una de las redes y el hallazgo de la infidelidad se le puso enfrente, demoledor, imponente, duro para sus sentimientos y le sacó las lágrimas que ella dejó correr hasta que se acabaron. Con calma, como un animal herido de muerte, se levantó y le envió el ultimátum con la captura del comentario de aquel, quien se quedó mudo cuando lo leyó. De un manotazo del destino se le fue al carajo su futuro laboral, ahora tendría que sudarlo si le interesaba salir del empleo que a diario lo deprimía. Intentó explicarle lo inexplicable, pero Bertalicia le cerró todas las vías. ‘Perdí mucha plata, pero gané una enseñanza: no creer cuando te dicen te amo, que te lo demuestren es lo único que vale', les dijo ella a las amigas.

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