La madrastra de alex
- martes 13 de septiembre de 2011 - 12:00 AM
Alex miró el plato de su hermano y notó la diferencia, mientras él tenía cuatro pataconcitos y una salchicha, a su hermano, Israel, le habían servido más de veinte patacones de los más gorditos y varias salchichas.
Esta situación se había repetido desde siempre y no solo en la comida. Era igual en todos los otros aspectos de la convivencia en el hogar.
Con este sentimiento de discriminación creció Alex ante la mirada indiferente de su padre que fingía no darse cuenta de ‘las evidentes diferencias que hacía su esposa, Rita, en cuanto a la atención de sus hijos’.
Ya en la adolescencia, Alex estaba más que convencido de la influencia favorecedora de Rita hacia Israel. Por esa razón procuraba estudiar para graduarse pronto y ponerse a trabajar. Tuvo la suerte de conseguir una colocación en cuanto terminó el bachillerato y en cuanto cobró sus primeras quincenas se organizó para mudarse.
Y como, a veces, y para algunos, el amor está a la vuelta de la esquina, pronto se enamoró de Ema, una señora de 23 años que había vivido a millón, pues ya tenía cuatro niñitos que enseguida se convirtieron en la alegría de Alex, quien procuraba atenderlos como si fuesen sus hijos propios.
En la intimidad, las cosas caminaban de la mano de Afrodita, cada noche Ema tenía una innovación que ponían en práctica en cuanto se dormían los pequeños. Esa misma satisfacción sexual era el motor que impulsaba a Alex a trabajar más en busca de los recursos necesarios para atender las demandas de su nueva familia.
Y aunque ni su padre ni su madrastra ni su hermano habían intentado saber de él, Alex sí los extrañaba y se le ocurrió ir a presentar a su familia.
En cuanto Israel vio a la hermosa Ema, cuyas esculturales formas parecían haber sido torneadas como la madera y de su cara de reina resaltaban unos labios gruesos y tentadores, se antojó de ella y así se lo comunicó a su madre, quien enseguida empezó a fraguar cómo conseguírsela.
Como Rita no veía la oportunidad para tenderle una trampa a la mujer de su hijastro, ideó celebrar sus veinticinco años de matrimonio y en complicidad con su hijo y alentada por la pasividad del marido, quien nunca pensaba mal de ella, armó todo el plan de ataque.
Alex llegó contento con su familia y rápidamente se sintió en ambiente, feliz de estar junto a ‘los suyos’. Ema estaba realmente tentadora en ese vestidito tan revelador que Rita le había comprado para que lo luciera esa noche.
En cuanto los niños dieron señales de sueño, Israel amablemente ofreció su recámara para que los acostaran y fue en ese momento que se accionó el plan filial.
Rita, fingiendo que estaba feliz por la presencia de Alex, procuraba que este bebiera sin control. Cerca de la medianoche, por insistencia de Rita, Ema fue a ver a los niños y como ya hacía efecto el somnífero administrado en la bebida por su suegra, se recostó un ratito pensando solo en ‘coger un cinco’ y regresar a la fiesta que a esa hora estaba muy animada, las parejas bailaban en la pequeña sala y en la terraza otras romanceaban mientras aprovechaban la oscuridad para tocarse en áreas prohibidas.
Se durmió tan profundamente que ni siquiera sintió cuando su suegra la desnudó y la colocó en posición sensual y de espera que, por obra del mismo Satanás, era la favorita de ella cuando quería que su marido supiera que ella estaba ‘deliciosamente’ dispuesta.
A todo esto, Alex departía feliz con su padre, ignorante de la tormenta que se aproximaba.
En ese momento, Alex, con el orgullo de marido plenamente atendido y satisfecho, le contaba ‘en confianza’ a su padre acerca de su gran suerte de encontrar una mujer tan fogosa. Iba a entrar en más detalles cuando Rita se acercó a ellos llorando a gritos mientras les decía ‘no puede ser, vengan para que no digan que son inventos míos, Ema quiere ‘violar’ a Israelito, vengan, por favor’, repetía desesperada.
En cuanto Alex entró y vio a su mujer en tan comprometedora y conocida posición, no tuvo ninguna duda ni quiso escuchar las acusaciones de Israel de que ella se le estaba ofreciendo.
Salió de esa casa derrotado una vez más por la maldad de una mujer que sin ningún motivo no solo lo odió, sino que sembró este mismo sentimiento en su propio hermano.
Amigos, debemos ser muy cuidadosos a la hora de escoger pareja, sobre todo cuando tenemos hijos de relaciones anteriores…