Se enamoró de un patán
- domingo 16 de enero de 2022 - 12:00 AM
Estar enamorada de un patán y sola, es cosa seria. Esto lo pasaba a María Elena, desde que era muy joven, su corazón se aceleraba cada vez que veía a Emanuel.
Y es que Emanuel era un joven bendecido por Dios, pues no solo era apuesto sino también provenía de una familia acomodada económicamente en el barrio El Limoso. Era todo un galán , dueño de unos hermosos ojos verdes que hacían tambalear a cualquiera mujer.
El interiorano, que era todo un papacito, estaba acostumbrado a tener más de tres hembras y entre ellas estaba María Elena, quien desde que estaba en el colegio se babeaba por él.
Pero a pesar de los múltiples intentos que hacía para que Emanuel le hiciera caso, él ni siquiera la volteaba a ver porque para ese tiempo aún su belleza no había florecido.
Ella soñaba con él y cada vez que lo veía se ponía nerviosa, no podía ocultar su amor, al punto que las chismosas habían regado por todos los rincones del pueblo que ella se babeaba por Emanuel.
Sufría en silencio cada conquista amorosa de Emanuel y otras veces celebraba cada ruptura, con la esperanza de alcanzar su corazón tan lejano.
Un día Emanuel se topó con María Elena y ella lo inventó a salir. Era su oportunidad. Pero el galán se echó a reír en su cara y le dijo: ‘Salir contigo, ¡jamás!'
Esas palabras fueron como un dardo envenenado que le llegó al corazón, pues Emanuel se caracterizaba por ser un hombre amable y esta vez le dejó claro que ella no era de su agrado, que era poca cosa para él.
Pasaron los días y cada vez que Emanuel la veía, se burlaba. María Elena solo lloraba, pues sus sentimientos eran notorio y le estaban jugando una mala jugada. Le dolía cada risa de humillación que salían de los labios de Emanuel.
Así pasaron los días y los meses, y María Elena estaba prisionera de lo que sentía. No podía dejar de querer a Emanuel aunque él la tratará de la peor manera. Así es el amor. Ella solo disimulaba sus sentimientos.
Poco a poco él dejó de burlarse y ella siguió adelante, pero juró que algún día le iba a pagar con la misma moneda. Y ese día llegó.
Lo que Emanuel no sabía es que María Elena, quien fue a estudiar a la capital, al regresar al barrio, vino cambiada. Ya no era el Patito Feo de los cuentos, se había transformado en un penco de hembra por lo que muchos hombres suspiraban para tenerla entre sus brazos. Era una de las mujeres más hermosas del pueblo.
Todos en el barrio El Limoso comentaban el cambio que había dado María Elena, y Emanuel, al verla, quedó embrujado por su belleza.
Pensó que tendría más chance para hacerla suya, porque ella siempre había estado enamorada de él y un día se le acercó para invitarla. Pero se llevó un chasco. María Elena le respondió: ‘Mira tú, quien me humillaba, ahora quiere pretenderme, pues no'. Y se marchó.
Emanuel se quedó sin chicha ni limonada. María Elena le pagó con la misma moneda y le dejó claro que por patán, no valía la pena ni salir con alguien así ni a la esquina.