Ella es diferente

‘Yo solo pido cariño', repetía a menudo Lorenza, una compañera de trabajo dueña de un trasero formidable y unas tetas responsables. Varios habían tratado de levantársela, pero ella decía: ‘Los de anillo no pueden darme lo que yo pido, que es cariño, solo cariño'. Pensé que si ella solo quería cariño sería fácil para mí complacerla, sabía que mi corazón esponjoso no se negaría a hacerle un huequito a Lorenza. Eché a un lado todos mis complejos de que no podía tener amante porque soy un limpio que vive con la cartera pelada y la tarjeta exprimida, y una tarde la invité a comernos un helado de pipa; con eso comenzamos un romance que ya lleva siete años en los que ella ha cumplido su palabra y yo la mía, solo le doy cariño, ella se conforma con que yo le mandé a diario un te quiero y unas imágenes de amor, y yo la complazco porque eso no me cuesta ni un real.