’Chino’ el bellaco que preñó a dos hermanas en El Chorrillo
- domingo 23 de junio de 2024 - 5:59 PM
En el bullicioso barrio de El Chorrillo, en la ciudad de Panamá, la vida seguía su curso con la misma mezcla de alegría y lucha diaria. Allí vivía Carlos, un hombre de 40 años, conocido por todos como ‘Chino’. Su apodo provenía de su ascendencia mestiza, que le daba una ligera apariencia oriental.
‘Chino’ era taxista desde hace 20 años y conocía cada rincón del barrio como la palma de su mano. ‘Chino’ tenía una reputación de ser un hombre amable y coqueto. Siempre tenía una sonrisa para sus pasajeros. Pero también tenía un lado oscuro: era un mujeriego empedernido.
Su atractivo y su facilidad para el habla le abrían puertas con muchas mujeres del barrio. Entre sus muchas conquistas estaban Laura y Sara, dos hermanas que vivían a menos de un kilómetro de su casa. Laura, la mayor, era una mujer decidida y trabajadora, mientras que Sara era más joven y soñadora, siempre buscando el amor verdadero. ‘Chino’ las conoció en diferentes circunstancias y, sin saber que eran hermanas, comenzó a enamorarlas al mismo tiempo.
Para Laura, ‘Chino’ representaba un escape de su rutinaria vida. Sus conversaciones llenas de promesas y planes futuros la hicieron sentir especial. Por otro lado, Sara veía en el taxista al hombre que la haría feliz, un caballero en un taxi amarillo que la llevaría a una vida de cuentos de hadas.
‘Chino’, con su habilidad para manejar situaciones complicadas, mantuvo ambas relaciones en secreto. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Un día, ambas hermanas se encontraron casualmente y comenzaron a hablar de sus relaciones. Las similitudes en las historias de sus novios las dejaron asombradas, hasta que una revelación impactante salió a la luz: ambas estaban embarazadas del mentado ‘Chino’.
El barrio entero pronto se enteró del escándalo. Este trabajador del volante, enfrentado por las dos mujeres al mismo tiempo, intentó explicar su comportamiento, pero su palabrería esta vez no funcionó.
Laura, furiosa, le gritó que nunca más quería verlo y que se quedara lejos de su hijo. Sara, con lágrimas en los ojos, le dijo que lo había amado de verdad, pero que jamás podría perdonarlo.
Las hermanas, aunque dolidas y traicionadas, encontraron en su lazo de sangre la fuerza para seguir adelante. Decidieron apoyarse mutuamente y criar a sus hijos juntas, dejando a ‘Chino’ fuera de sus vidas para siempre.
A pesar del dolor, encontraron consuelo en la solidaridad y el amor fraternal. ‘Chino’, por su parte, se vio forzado a enfrentar las consecuencias de sus actos. Sus clientes habituales de El Chorrillo comenzaron a evitarlo, y la noticia de su engaño se extendió más allá del barrio.
Con el tiempo, comprendió que su comportamiento no solo había herido a las mujeres que decían amarlo, sino que también había destruido su propia reputación y autoestima.
‘Chino’ continuó trabajando como taxista, pero ya no era el mismo hombre. Las risas y las bromas se esfumaron, y en su lugar quedó un silencio que hablaba de arrepentimiento y soledad. De vez en cuando, veía a Laura y a Sara caminando por el barrio con sus hijos, recordándole el precio de su infidelidad y el valor de la honestidad.
Así, en El Chorrillo, entre risas y llantos, la vida continuó, con la esperanza de que las futuras generaciones aprendieran de los errores del pasado.