El bailarín atrevido

La primera mujer se cansó de esa mala costumbre y lo abandonó el día de su cumpleaños
  • domingo 18 de mayo de 2014 - 12:00 AM

Muchas, las que solo valoran la parte física, no comprendían por qué a ‘Nolito’ lo habían dejado sus dos esposas.

‘Cómo van a dejar una cosita tan bella, ese sí es un hombre’, decían a bocajarro, ignorantes de que el individuo tenía sus mañas, siempre quería hacerlo así: ellas de espalda y él de frente.

La primera mujer se cansó de esa mala costumbre y lo abandonó el día de su cumpleaños, para que Nolito no lo olvidara nunca y para que se le quitara esa manía, lo que no pasó porque, como era tan guapo, prontito cayó otra, quien también solo aguantó dos años el transitar de su marido por las vías contrarias, esta lo dejó la víspera de Año Nuevo, y fue más viva que su antecesora, le mudó todita la casa, excepto la refrigeradora, que por grandota no cupo en el camión.

Eso sí, se la dejó vacía, y allí pudo colocar ‘Nolito’ el pavo que le traía a su mujer para la cena de Nochevieja.

Ni la congoja de las dos pérdidas lo hizo cambiar, pero decidió no buscar más la felicidad en el matrimonio.

Se dispuso a disfrutar la vida, que quería decir ir a todas las fiestas y bailar hasta el amanecer. Era el infaltable en las pachangas del vecindario, destacándose como el de los mejores pasos, habilidad que disminuía cuando el licor le encendía el ánimo y recordaba su ‘ella de espalda y yo de frente’, lo que no les gustaba mucho a algunas, ya que ‘Nolito’ se meneaba de forma atrevida y sacaba la punta de la lengua y la mordía con sus labios, además de que ponía los ojos en blancos simulando quién sabe qué.

Fue en la fiesta de las bodas de Esmeralda (55 años) de Chacho y Lucrecia que se le formó el merecumbé; el tambor de guerra sonó cuando la homenajeada, que había bajado una fría, le dijo en son de burla que sus dos bodas habían sido de algodón.

El comentario no le gustó a ‘Nolito’, que se quedó callado porque no supo cómo defenderse, pero más tarde, para dejarla en feo porque se decía que Lucrecia era torpe en la pista, la invitó a bailar y enseguida sacó su paso preferido, lo que entusiasmó a la doñita, quien no tuvo reparos en ponerse de espalda para ejecutar el baile. Algunos miraban a la pareja bailar y comentaban: Cómo se nota que Lucrecia está lejos de la paila, otros decían que a la edad de ella ya el cuerpo no pide eso.

La reacción de la homenajeada entusiasmó a ‘Nolito’, que parecía estar en éxtasis, bailando él de frente y ella de espalda. Una de las nietas de Lucrecia no soportó verlo con la punta de la lengua afuera y meneándose como si estuviera haciéndolo y le reclamó: Liso, no le bailes así a mi abuela.

Es mi fiesta, lisa tú, dijo la doña, pero otras nietas se unieron y empujaron a ‘Nolito’, que respondió con insultos calentando el ánimo de las demás damas de la familia, que no dudaron en caerle a taconazos.

Un tío de ‘Nolito’ tuvo que fajarse para quitárselos, pero el bailarín atrevido estaba tan lastimado que tuvieron que sacarlo en ambulancia y con media lengua afuera.