Amor de lejos…
- miércoles 08 de junio de 2011 - 12:00 AM
Amor de lejos es para… pendejos, reza un refrán muy popular, pero hay otros que aún creen que una mujer puede esperar tanto tiempo, mirándose desnuda en el espejo, tocándose sus partes y pidiendo auxilio y lo peor que le sigan diciendo señorita, cuando todas sus amigas le confiesan que se pierde algo sabroso, pero eso le trajo problemas, porque salió embarazada y el hombre se mandó a perder, porque es casado y con hijos.
Todo sucedió cuando Rodrigo decidió irse a estudiar al extranjero, ya que su sueño era graduarse de algo, regresar y casarse con Minerva, su novia, una chica de 22 años, hasta entonces señorita, quien al principio aceptó la propuesta, por eso, para ocuparse en algo, logró trabajo en un hotel lujoso por los lados de Coclé.
Al cabo de un año, por más que hay Internet, la comunicación entre ambos se fue diluyendo, en pocas ocasiones por Internet, mientras que Minerva, en ocasiones, salía con las amigas a discotecas, parrilladas y bares del sector, a escondidas de los padres de Rodrigo, pero conoció a Efraín, un cocinero del propio hotel, de quien se enamoró, no porque cocinara bien, sino porque se veía bien.
Pero no quería nada de nada, porque le había jurado fidelidad a Rodrigo, quien en ocasiones le mandaba e-mail sobre cómo le iba en México, pero no le ponía atención, más escuchaba a las amigas cuando le contaban sus historias eróticas con otros hombres y en ocasiones con otras mujeres, especialmente cuando le explicaron cómo se hace el sexo, al estilo del pollo asado, que la dejó un poca curiosa.
En una ocasión, su amiga Ángela, que de ángel no tiene nada, le enseñó en su casa una película porno, para que aprendiera las poses, especialmente como el matraqueo y la patada a la Luna, con chacareo de cristal.
Una noche, Minerva, ya ducha en conocimientos en cómo hacer el sexo, salió con Basilio, como se llama el cocinero, ambos tenían libre ese martes 13, se alojaron en un motel cerca de Río Hato, donde hicieron de todo, desde la mañana, durante la tarde y parte de la noche, hasta que un conserje tocó la puerta y les advirtió que era hora de salida.
Salieron medios ocultos, como si lo que hicieron hubiera sido pecado, ambos regresaron a sus casas, pero no fue la primera y última vez, ya que se citaban en el mismo lugar, todos los martes que tenían libre.
Al tiempo, Minerva recibió un e-mail que Rodrigo regresaba a Panamá, no supo qué hacer, mucho menos ahora, que la barriga empezó a tomar otra forma, situación por la que buscó a un médico brujo, para que le hiciera un aborto, pero ya era tarde, el feto estaba bastante grande y la mujer podría correr el riesgo de morir.
Buscó a Basilio, pero había renunciado, Minerva trató de darles una explicación a sus padres, pero la largaron de la casa, no le quedó más remedio que mandarle un email a Rodrigo, donde le confesó que había tenido una debilidad, como si fuera un reconstituyente, por eso cedió ante el amor del cocinero.
Ahora Minerva anda buscándole un padre a su hijo, sus amigas se alejaron, sus padres no quieren saber de ella, su contrato se le venció en el hotel y ahora llora desesperadamente su situación, por eso no hay que creer en amor de lejos, porque es de pendejos.