Mi adorado yerno gringo
- lunes 29 de septiembre de 2014 - 12:00 AM
Lena había dicho claramente que era Vidal el único hombre que le interesaba. No hay otro, es ese o es ninguno, le dijo a quienes trataban de hacerla cambiar de parecer. Todos le recordaban que sus padres habían gastado buco chimbilín mandándola a estudiar inglés, para que se casara con un gringo de buen ver, educado y con plata.
Ya esos tiempos de las mujeres gringueras en Panamá pasaron, le dijo Lena al papá, Fidelón, quien no le admitía el novio.
La muchacha insistió en que ‘Bagdad’, el novio, estaba dispuesto a darle una prueba de amor haciendo el sacrificio de quitarse los aretes, los piercing y, si el viejo lo pagaba, la operación para revertir los tatuajes.
¡¡¡NO; NO Y NO!!!, fue la respuesta de Fidelón. Dije que quiero un yerno gringo, ‘White’, con ‘Money y very education’, de eso para arriba, oíste. Pero como Lena andaba picada por la fuerza del primer amor, no le hizo caso y apenas‘ ‘Fidelín’ puso el pie fuera de la casa, ya ella estaba llamando a ‘Bagdad’ para que viniera a acompañarla.
Estoy solita y tengo mucho miedo, ¿quieres venir?
El invitado llegó tal ves una hora después y entró por la puerta grande, por la principal, de manera que hubo unos ojos traviesos que lo vieron.
No tardó ‘Fidelón’ en recibir la llamada. Una vecina que no se identificó llamó a su trabajo avisándole que tenía visita. ‘Está el chombo con aretes en su casa’, le dijeron.
La rabia y los nervios le impidieron manejar su carro, por lo que un compañero se ofreció a llevarlo. En el camino paró tres veces para amenazar a ‘Fidelón’: -Sigues vociferando en contra de los negros y te voy a sacar la mugre además de dejarte botado en medio del Corredor-.
Entre maldiciones y amenazas llegaron a la casa, donde todo era silencio. Fidelón entró y fue directo a la cocina. Luego, armado, pasó a la recámara de su primogénita. Los pescó medio dormidos, pero vestidos, de manera que el muchacho pudo salir rápido de la habitación, perseguido por él.
La persecución duró poco. Se impuso la juventud y la experiencia en huir del pela’o. Fue suficiente para alejarlo de Lena, quien tiempo después empezó a salir con un gringuito de los pocos que llegan al país. ‘El gringo, mi futuro yerno, está en Panamá estudiando las plantas briófitas’, le decía ‘Fidelón’ pechón a sus amigos.
Y añadía: él es del mero Washigton D. C. adonde yo iré pronto cuando mi hija se case.
No pudo hace realidad ninguno de esos sueños, porque una tarde encontró sus casa desvalijada y a su hija golpeada en un rincón. El gringo estudiante blanco y rico no era más que un ‘pana’ bien desteñido y ladrón, hijo de uno de los últimos yanquis que quedaron en Panamá, tras la invasión.