Amor de lejos, amor de pendejos. Así decían antes, cuando a las parejas les tocaba mantener su amor a distancia a causa de diversos factores.

El trabajo, los estudios y compromisos familiares pueden alejarnos de la persona que queremos, pero si de verdad deseamos mantener la relación hay que meterle un poco de empeño.

Lo primero es saber si en algún momento hay esperanza de un reencuentro. Si no lo hay, entonces ahí sí hay problema, porque necesitamos, como humanos que somos, del cariño, atención y tacto de esa persona amada.

Hay que establecer las reglas. El que se va de viaje o el que se queda pueden tener diferentes tipos de expectativas.

Es por eso que lo mejor es entrar en un diálogo donde se estipule si habrá paso a darse oportunidades con otras personas o no.

Claro está. Quien quiera ser infiel lo será con o sin pacto. Pero es de personas responsables y leales dialogar. Igualmente, no está de más recordarse la necesidad del uso de preservativo, en caso de intentar probar con otras personas.

La comunicación debe ser constante, pero puede variar.

Estar ocupado, del otro lado del mundo, puede interferir en las llamas, correos, y redes sociales.

Si estando juntos se contestaban las llamadas al instante, tengan presente que puede que no sea igual. Pues, el cambio de horario y las responsabilidades pueden alejarlos aún más.

Yo pienso que lo importante es manifestar el amor, apoyo y espera. El amor sí existe, lo que pasa es que no dura cuando las dos personas están mirando para lados distintos, buscando su disfrute y realización personal.

A veces toca hacer sacrificios, pero de que la relación puede durar, puede durar.