¿Fetiches y gustos extraños te pueden espantar?

Hoy estaba recordando como por un susto casi pierdo a uno de los mejores amantes que he tenido.

Para un invierno pasado me flechó un cholo hermoso. Es el más guapo, elegante y oloroso con el que he andado.

Nuestras primeras salidas fueron de manos sudadas, por lo que tuve que dar el primer paso y cuestionarlo sobre sus intenciones.

Él me contestó que conmigo iba en serio. No tenía dudas en querer comandar mis curvas peligrosas, pero había un problema; mi futuro macho estaba demorando mucho para llevarme a la cama, razón por la que decidí tomar la iniciativa.

Lo invité a mi casa y le insinué que esa noche habría acción, para que llegara preparado.

Me pareció raro que me pidió que primero lo acompañara a trotar.

Nos encontramos en el parque Omar y me recomendó quitarme las medias. Yo no sabía pa' qué era, pero le seguí la corriente, porque tenía una cara de pervertido y necesitaba saber con qué me iba a salir.

De ahí, todos sudados.

Fuimos a mi casa y de inmediato quiso comerse este postrecito. Me negué y le dejé claro que esperaba que primero nos bañáramos.

Fue en ese momento que entendí todo cuando se confesó: ‘Me encanta oler pies con pecueca'.

Yo me asusté y le pedí que se largara, pero él fue paciente, esperó que me calmara, me pidió que nos sentáramos y me dijo: ‘Que sea un gusto extraño, no quiere decir que tú no lo disfrutes. Si me lo permites, te haré sentir lo que nunca has experimentado'.

Me comenzó a acariciar los pies, a olerlos y, definitivamente, comencé a sentir un tipo de placer jamás entendido.

Por eso veo que ahora hay quienes hacen plata cobrando por fotos de sus pies.

De seguro que mi ex amante es un actual cliente de estas imágenes.

Yo, de verdad, que quisiera poder contar todo lo que hicimos, pero el espacio se me quedó corto.

Pronto les doy detalles de este fogoso encuentro.