La ansiedad en las relaciones sexuales es más común de lo que se piensa. Puede deberse a inseguridades personales, miedo al rendimiento, experiencias pasadas negativas o simplemente a la presión por “hacerlo bien”. Lo importante es saber que tiene solución y que no estás solo o sola en esto.

Uno de los primeros pasos para controlar la ansiedad es trabajar en la comunicación con la pareja. Hablar con sinceridad sobre los temores o dudas genera confianza y disminuye la presión. La intimidad no se basa únicamente en el cuerpo, sino también en sentirse escuchado y aceptado.

Respirar profundamente antes y durante el encuentro ayuda a relajar el cuerpo y enfocar la mente en el presente. La ansiedad muchas veces nace de pensar demasiado en lo que podría pasar, en lugar de disfrutar lo que está pasando.

No te pongas metas rígidas. Las relaciones sexuales no son una competencia. En lugar de enfocarte en el desempeño, concéntrate en el placer mutuo, en los sentidos, en el contacto. El cuerpo responde mejor cuando se siente en calma y no en juicio.

Terapias como la psicoterapia sexual o incluso técnicas de mindfulness pueden ser grandes aliadas para quienes viven esta ansiedad de forma frecuente. También es válido tomarse pausas si se necesita.