Cómo ser buen amante

El otro día hablaba con mis amigas sobre los trucos que tenemos las mujeres para explotar nuestra sensualidad y nos quedamos pensando de...
  • martes 08 de febrero de 2011 - 12:00 AM

El otro día hablaba con mis amigas sobre los trucos que tenemos las mujeres para explotar nuestra sensualidad y nos quedamos pensando de que manera el hombre puede llegar a sacar la parte más sexy que hay en él y como ser un buen amante.

Primero de todo y al igual que hacemos las mujeres, prepárate siempre que puedas, antes de tener un encuentro sexual.

Cuida los detalles, a las mujeres también nos gusta notar que se han arreglado para nosotras. Cuida tu higiene personal, escoge con todo detalle lo que te vas a poner tanto por dentro como por fuera, (puedes por ejemplo sorprenderla un día y no ponerte ropa interior, y si te pones que sea atrevida o sugerente), usa un nuevo perfume.

Es bueno que un hombre tenga iniciativa, muchas mujeres son dominantes, pero aún así no nos gustan los hombres parados y que no tomen las riendas de vez en cuando. Hay que dejar atrás vergüenzas, timidez y tonterías y ser lanzado y activo sexualmente.

No hay que tener prisa, debes aprender a sacar el máximo partido a los juegos previos y darle tiempo para que ella logre el grado de excitación que necesita.

Cuando se practica sexo, no se trata de que uno reciba y el otro se deje hacer, en una relación sexual todo tiene que ser recíproco y los dos tienen que disfrutar, debe existir un juego constante, que el uno note como el otro goza.

Por último está totalmente prohibido para ser un buen amante, el dar por hecho que la práctica se termina en cuanto el hombre eyacula. Si por el motivo que sea el hombre termina antes que la mujer, no pasa nada, pero debes preocuparte de que ella también logre el orgasmo. Esto es cosa de dos y por tanto deben disfrutar los dos. Será una gran satisfacción para ti poder ver como culmina y se inunda de un gran placer.

Creo que la clave principal es no ser egoísta, saber buscar el equilibrio entre el placer propio y del compañero.