¿Por amor o por miedo a estar sola?

Tu carta me llegó al alma. Déjame decirte algo con toda claridad: amar no es sinónimo de aguantarlo todo. Perdonar puede ser un acto de amor, sí, pero cuando ese perdón se vuelve una rutina ante la misma falta, ya no se trata de amor. Se trata de abandono hacia ti misma. El problema no es que lo hayas perdonado, el problema es que él sigue fallándote y tú, poco a poco, te vas olvidando de tu valor. No eres tonta. Eres una mujer que amó con el corazón lleno, pero amar a otro no debe costarte la dignidad.

Una relación sana se basa en respeto, fidelidad y compromiso. Si él no es capaz de darte eso, ¿por qué tú sigues dándole todo a cambio de migajas emocionales? La humillación que sientes no nace solo de lo que él ha hecho, sino de lo que tú has permitido que se repita. Y no, esto no es para juzgarte, sino para despertarte. Hay una mujer poderosa dentro de ti que merece ser elegida todos los días, no solo cuando a él le conviene. Mi consejo: haz una pausa, respira y piensa en ti. ¿Quieres pasar la vida remendando un corazón que otro sigue rompiendo? El amor no debería doler tanto. Si él no cambia, quizás el cambio que hace falta es el tuyo. No esperes más promesas vacías. Si en tres oportunidades no cambió, lo más probable es que no lo haga. No te quedes esperando el milagro que él no quiere construir. Duele soltar, pero duele más quedarse en donde no te respetan.