¡A picar con las botas picudas!

Al zapatero de la pequeña localidad de Matehuala, al norte de México, Darío Calderón, le llamó mucha la atención que un cliente llamado César, de Huizache (el pueblo vecino) le pidió un par de botas de vaquero, pero con unas puntas que a él le parecieron exageradas. Pero como al cliente lo que pida, el zapatero cumplió con el pedido. Le hizo unas botas con una punta curva de 90 centímetros. El hombre se puso sus botas nuevas y fue a la discoteca Mesquit Rodeo, donde bailó a más no poder. Al principio lo vieron como un loco, pero luego de un rato, todos los asistentes, con el apoyo del animador, convirtieron al bailarín con sus extrañas botas en toda una celebridad. Después, todos querían lucir la botas. Ahora es una moda que pasó las fronteras mexicanas y se lucen en varias ciudades de los Estados Unidos.