EXCEPCIONAL

Un juez causa furor en las redes sociales con su soltura y su buen humor a la hora de analizar los casos y emitir sentencia.

Se trata de Frank Caprio, un magistrado municipal de Providence, Estados Unidos, que se caracterizar por empatizar con quienes comparecen en su corte e, incluso, hacerles pasar un buen rato. Es por ello que ha sido considerado como ‘el juez más bueno del mundo'.

Su hermano Joseph ha grabado los casos desde hace 20 años, pero fue hace poco que adquirió gran popularidad al formar parte del programa sabatino de televisión ‘Captado in Providence' (Capturado en Providence), en el que se transmiten procesos de casos y personas reales.

Nada de lo que ocurre en el programa es actuado, todo es 100% real. En el show se muestran los mejores momentos de las audiencias del juez Carpio, que son filmadas con el consentimiento de los comparecientes. Si algunos no quieren salir en televisión, ese caso queda excluido.

Entre sus intervenciones más famosas, se encuentra una en la que no pudo contener la risa porque a una mujer le habían hecho una multa por estacionarse dos segundos antes de lo que debía y otra en la que le perdonó todas las multas a una joven que no tenía dinero y que su hijo había fallecido.

‘Si yo no le creo a alguien que sí está diciendo la verdad y le pongo una multa de 200 dólares y esa noche no le alcanza para comer y no le alcanza para sus hijos, ¡pues entonces soy una vergüenza!', afirmó.

Televisa realizó un especial sobre el juez, por lo que se trasladaron hasta las oficinas del letrado, en la cual contó de dónde proviene su espíritu solidario

Caprio es hijo de padres italianos inmigrantes y se crió con grandes carencias. Agregó su progenitor que era vendedor de leche, a quien considera su mejor ejemplo de vida.

‘A mi padre, su compañía le mandó a dejar de repartir la leche a quienes no pagaran dos semanas seguidas, mi padre nunca dejó de repartirle leche a quienes tuvieran hijos', aseguró e incluso aprovechó para dejar claro porqué toma las leyes a su antojo, como lo hacen muchos de sus omólogos, solo que él si lo hace por el bien común.

‘Tengo el corazón lleno de comprensión, compasión y respeto, y quiero darle a todo el mundo la dignidad que se merece. ¡Y por eso escucho! Es lo que más quiere la gente', aseguró el hombre de 80 años.