Almanaque de Bristol, un objeto de culto en Latinoamérica
- martes 26 de diciembre de 2017 - 7:29 PM
El Almanaque Pintoresco de Bristol, es un folleto anual inventado por un farmacéutico hace casi dos siglos.
Cada diciembre, este folleto anual se vende por menos de un dólar en quioscos y tiendas de barrio en países como Nicaragua, Honduras, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico, Colombia y Bolivia.
Presentando los mismos contenidos: predicciones del tiempo y de las mareas para cada mes, datos astronómicos, el santoral católico, horóscopos, chistes y anuncios publicitarios de artículos de perfumería.
Aunque su producción ha mermado con los años, según reconoce su fabricante, para la edición de 2018 se imprimieron 1,5 millones de cuadernillos en español.
En el inicio la compañía de artículos de perfumería Lanman & Kemp-Barclay, con sede en Nueva Jersey (EE.UU.), lo usaba para promocionar las drogas de su laboratorio y cedió los derechos del pequeño libro a Lanman & Kemp, que en ese entonces también producía pastillas y productos de perfumería desde sus oficinas en Nueva York.
La empresa de perfumería no distribuye el cuadernillo en América Latina. En cambio, son compañías locales las que se encargan de que el Almanaque de Bristol llegue a las principales ciudades y también a pueblos remotos.
Entre las páginas que detallan los mejores días para pescar y los eclipses lunares y solares, aparecen —todavía hoy en día— anuncios del siglo pasado que promocionan las bondades del Agua de Florida (una colonia con supuestas propiedades medicinales) o del Tricófero de Barry, un líquido que prometía hacer crecer el pelo.
En América Latina en general los productos multiuso han sido muy populares en el campo, como el agua de colonia, que servía para perfumarse pero también para limpiar las herramientas.
Entre los cambios que ha atravesado la cartilla, las predicciones ya no están basadas en la influencia que se creía tenía la Luna sobre el clima sino que Lanman & Kamp-Barclay pide la información a una empresa llamada Weather Trends.
La empresa que lo edita también ha tenido que convivir con las reproducciones no autorizadas que se hacen del cuadernillo una vez llega a Latinoamérica.
En la actualidad las generaciones más jóvenes lo ven como un objeto de colección.