‘Sentí que mi vida pasaba en un segundo’

Ruth Rodríguez tiene 37 años. En todos esos años de vida nunca había vivido una experiencia tan aterradora como la que experimentó el miércoles 25 de septiembre 2024 cuando fue abordada por dos ladrones en su negocio “El Rey del drop”, ubicado en el corregimiento de Don Bosco.

Ella lo recuerda así: estaba sentada en una de las mesas de su negocio mientras su ayudante preparaba un pedido. Eran cerca de las 9:30 de la noche. De repente, las mujeres fueron abordadas por dos sujetos completamente encapuchados. Ingresaron al local de manera violenta y con un arma de fuego en la mano.

Uno de ellos le colocó la punta del revólver en la cabeza.

- ¡Entréguenme todo lo que tengan!- le dijeron.

En ese momento Ruth quiso actuar, atacar a los maleantes con un cuchillo o tirarle agua caliente, pero se contuvo porque vio a su ayudante visiblemente nerviosa y asustada.

“Por eso no actúe, porque el ladrón le podría disparar y hacerle daño, así que no hice nada”, cuenta, aún nerviosa.

Ruth confiesa que en ese momento sintió mucha impotencia, muchos nervios y estrés.

“Cuando me puso la pistola en la cabeza sentí que mi vida pasaba en un segundo. Gracias a Dios no me pasó nada. Lo material se recupera y mejor. Pero sí, es muy triste”, dice.

Lo que los ladrones se llevaron del local fueron 150 dólares en efectivo, los celulares del negocio, el de Ruth y el de su ayudante, además de documentos personales.

“Es una situación muy dura, porque estás todo el día con calor tratando de conseguir dinero para tener mejor vida y llegan estas personas y simplemente deciden hoy voy a robar y te despojan de todo lo que tienes”, cuenta la emprendedora.

Desde que vivió esa terrible pesadilla, Ruth dice que ya no confía en nadie, todo el mundo le parece sospechoso o culpable, será este o este otro el que la asaltó.

“Esto me dejó con un trauma, ahora me pregunto si debo o no salir. Ya no confío en nadie. Hemos tenido el drop cerrado y no solamente yo dejo de percibir dinero, sino que mi ayudante también deja de percibir entrada económica para llevar comida a su familia”, dice.

Una de las cosas que la dejó con un sabor amargo fue la actuación de la Policía Nacional.

“ Cuando llegué a buscar ayuda, lo único que me dijeron es que no podían hacer nada y que teníamos que poner la denuncia del caso en la fiscalía”.

El Siglo abordó a Ruth durante una reunión que sostuvieron los moradores de los diferentes sectores del corregimiento de Don Bosco la noche del 27 de septiembre. Allí denunciaron la ola de robos que se ha desatado en esa comunidad.

“Tengo 37 años de vivir en Don Bosco, recuerdo que de niña yo jugaba, pasaba de parque en parque y todo era tranquilo. Claro, en toda partes hay unidades malas que siempre quieren dañar todo, pero en Don Bosco se vivía tranquilo. Ya ni siquiera ahora puedes hacer una reunión en tu casa, porque los maleantes llegan hasta allí y te roban. No quisiera que nadie experimentara lo que yo viví ”, dice Ruth.