Se salvó de morir bajo las llantas de una chiva
- martes 21 de enero de 2020 - 12:00 AM
Quintín Quirós, de 79 años, tiene 12 días de estar hospitalizado en el sexto piso del nuevo edificio de la Caja de Seguro Social de la Transístmica. Esta tirado en una cama con las dos piernas fracturadas.
Allí, mientras pasa el tiempo y se recobra de las lesiones, mira las cuatro paredes y da gracias a Dios por estar vivo y echar el cuento, tras ser atropellado por una busito.
‘Es un milagro que esté vivo', confiesa Quintín mientras narra a El Siglo su historia.
Todo ocurrió el pasado 6 de enero cerca de la 1:00 de la tarde cuando se encontraba en las inmediaciones del antiguo centro de salud Magaly Ruiz, en el parque Fullet, en La Chorrera.
Esa tarde, recuerda Quintín, salió de su casa para ir a visitar a su nieto enfermo.
Chiva lo atropelló
Cuando se disponía a cruzar la calle para coger un bus que lo llevaría a su destino una chiva de la ruta La Mendoza, cuyo conductor aparentemente venía a exceso de velocidad, lo atropelló.
Del fuerte impacto Quintín cayó al suelo, tuvo tiempo de reaccionar y se arrastró antes que las llantas del vehículo le pasaran encima, pero le agarraron ambas piernas. Resultó con graves fracturas.
‘Por suerte el señor se arrastró, si no las llantas le hubieran pasado por encima y lo hubiera matado', comentó una señora que se encontraba en el lugar el día del accidente, cuenta Quintín.
‘Pensé que nunca más iba a volver a caminar', dice Quintín luego que el fisioterapeuta llegó a hacerle ejercicios.
‘Estas piernas me pusieron a sudar', comenta con cierto humor.
Quintín, quien se jubiló de albañil, contó que ese día no an daba de buena suerte, pues cuando los bomberos lo auxiliaron y la ambulancia lo vino a recoger para llevarlo al hospital Nicolás A. Solano en La Chorrera y luego remitido al complejo del Seguro Social, la ambulancia fue colisionada por otro auto. Él pensó que había llegado su fin.
Llamado
El hombre lesionado hizo un llamado a los conductores a que manejen con prudencia, porque muchos andan conduciendo como locos y piensan que las carreteras son una autopista.
‘Los conductores deben tener mucho cuidado, porque hay personas adultas y niños cruzando las calles', acotó.
Quintín, con ambas piernas enyesadas aún permanece encamado. Ayer, le hicieron una operación.
Él espera recuperarse, volver a caminar y hacer su vida.
‘Me salvé de milagro, gracias a Dios estoy vivo', repite Quintín en la cama del hospital.