Juan ya vuela alto
Ayer se realizaron las honras fúnebres del menor asesinado en Curundú.
- martes 22 de octubre de 2024 - 12:00 AM
El dolor, el llanto y la impotencia prevalecieron la mañana de ayer en la iglesia Santa María de Belén, en Tocumen, donde familiares y amigos de Juan David García se congregaron para darle el último adiós.
El chico, de 16 años, que había desaparecido el 4 de octubre, fue hallado asesinado de una puñalada en el cuello la noche del 16 de octubre en el segundo piso de un edificio abandonado ubicado en el corregimiento de Curundú. Su cuerpo estaba en avanzado estado de putrefacción, golpeado, amordazado y con las manos amarradas. Hay un menor de 15 años que confesó el crimen y está detenido.
Las honras fúnebres de Juan comenzaron a eso de las 10:00 de la mañana, en medio de la tristeza de los dolientes que se dieron cita en la iglesia.
Algunos vistiendo suéteres blancos con la imagen de Juan en diferentes momentos de su corta vida, otros llorando por el atroz crimen del adolescente que padecía discapacidad auditiva.
El párroco de la iglesia inició la ceremonia religiosa diciendo que se hizo todo lo posible para salvar a Juan, pero que no se llegó a tiempo.
“Todos los que estamos aquí nos sentimos golpeados, vacíos, pidiendo al Señor una respuesta”, dijo el cura ante una iglesia abarrotada de gente.
“Todos experimentamos aquí esta ausencia que duele, que pudo haberse evitado, que ha sido injusta. A nuestro hermano Juan le han arrebatado la vida”, dijo.
El sacerdote criticó la actuación de la Policía Nacional en este caso y se preguntó cómo pudo ocurrir este hecho de sangre en un país con un presupuesto tan alto para el Ministerio de Seguridad y “se dan el lujo de exhibir extensos trámites para ayudar y socorrer a una madre desesperada”.
Según Briseida González, madre de Juan, su hijo era alegre, amaba el fútbol y soñaba con jugar en las grandes ligas.
Por eso, en su sepelio, su entrenador depositó sobre el féretro el suéter con el número 34 con que jugaba Juan con la frase “Vuela alto”.
Tras finalizada la ceremonia religiosa los dolientes vieron por última vez el rostro de Juan, cuyos restos descansan ahora en el Cementerio de Juan Díaz.