Se creía “hombre gato” y mató a balazos a su madre y a su tía

El asesino convivía con más de 30 felinos en su casa en Mendoza, Argentina

Lo conocían como el “hombre gato” porque decía que no era un ser humano, sino un felino y hasta maullaba. Así lo hizo cuando lo sentaron en el banquillo de los acusados durante un juicio por haber matado a tiros a su madre y una tía.

El pasado domingo 21 de julio el ingeniero electrónico israelí Gilad Gil Pereg falleció en el hospital penitenciario El Sauce de Mendoza, Argentina, donde pagaba cadena perpetua por doble homicidio, tras sufrir una descompensación, según informaron los medios de ese país.

¿Quién era este extraño ser que decía ser un gato?

Gilad, que medía 2,05 de estatura, nació en Israel y creció con su abuelo paterno. Pero cuando este falleció, Gilad comenzó a comportarse de manera extraña. Se cuenta que cuando estudiaba en la Universidad Tecnológica de Israel varias veces lo veían correr desnudo detrás de las mujeres. Cuando fue denunciado, la policía allanó su cuarto y lo halló lleno de basura.

En 2017 desertó del ejército y se escapó a sudamérica. Se estableció primero en Brazil, donde según él fue estafado por unos inversionistas. Luego , en 2019 viajó a Argentina y se radicó en la ciudad de Mendoza.

En ese lugar su estatura de casi dos metros de altura llamó la atención de sus vecinos, además tenía comportamientos extraños, 5 teléfonos celulares, tres autos y vivía en una casa como un indigente, se vestía con ropas viejas y tenía una larga cabellera y barba que no se cortaba. Solo se alimentaba de pan y huevo y dormía dentro de sus autos. Lo que también llamó la atención de los lugareños fue que los gatos de la vecindad comenzaron a desaparecer y muchas veces lo vieron arrastrando gatos por las calles.

Todos esos extraños comportamientos comenzaron a ser la comidilla de los vecinos que tuvieron que llamar a la policía. Cuando las autoridades allanaron la vivienda de Gilad, encontraron cadáveres de gatos y perros hambrientos encadenados en el patio.

El hecho que derramó el vaso de agua ocurrió el 11 de enero de 2019, cuando su madre Pyrrhia Saroussi y su tía Lyli Pereg, de 63 y 54 años, respectivamente, llegaron de Israel para visitarlo, tras enterarse de los extraños comportamientos que tenía Gilad.

Fue la última vez que los habitantes del lugar las vieron , pues ese día desaparecieron misteriosamente.

El 14 de enero Gilad denunció la desaparición de sus familiares y el 18 de enero la policía realizó el primer allanamiento en el lugar.

“No tengo idea qué ha pasado, no soy adivino”, declaró Gilad ante los periodistas que habían llegado a cubrir el caso.

Inclusive había una recompensa de 300 pesos por la información del paradero de las desaparecidas.

El 26 de enero la policía halló enterrado cerca de la vivienda los cuerpos de ambas mujeres. La madre fue asesinada de 3 tiros y su tía estrangulada con un lazo.

Lo macabro de este doble homicidio es que el cuerpo de Pyhrria, además de los balazos, tenía incrustado una barra de hierro en una oreja que le salió por el cráneo y dos barras más en su abdomen.

En tanto, el cadáver de su tía tenía incrustado las barras en el abdomen y tórax. Tras los hallazgos de los cuerpos Gilad quedó detenido como principal sospechoso.

El 21 de febrero de 2019 se le dictó la detención provisional y el 13 de mayo Gilad pidió a las autoridades judiciales que lo liberaran, pues aseguró que quería vivir con sus mascotas, ya que él no era un humano sino un gato.

Las autoridades penitenciarias contaron que mientras el israelí estuvo en la prisión maullaba, comía alimentos de gatos, se negaba a usar el inodoro y defecaba en el suelo. Hasta escribía en las paredes con sus excrementos.

En noviembre de 2022 Gilad fue declarado culpable de los asesinatos y recibió la cadena perpetua.

Durante el juicio comenzó a maullar frente a la juez y fue sacado del estrato. Allí permaneció hasta que el pasado domingo murió a causa de una descomposición. “Su salud estaba muy deteriorada por el encierro y el tratamiento con neurpsicóticos”, dijo su abogado defensor.

Antes de cometer los crímenes Gilad se había rapado, porque según él a su mamá “no le gustaba que llevara barba y pelo largo”

Pereg sufría de licantropía (persona que, según la tradición popular, se convierte en lobo las noches de plenilunio) y que realmente se creía un animal.