Ali Hawa Jamal acabó con el vuelo 901 de Alas y 21 vidas
- domingo 18 de agosto de 2019 - 12:00 AM
El atentado terrorista más horrendo ocurrido en la historia de Panamá, se escenificó cerca de las 5:30 de la tarde de aquel martes 19 de julio de 1994, en el que 21 personas fallecieron instantáneamente.
La tragedia sacudió al mundo y las principales agencias de seguridad de Israel, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Alemania e Inglaterra, entre otras naciones, se activaron en el nivel rojo de máxima alerta.
El vuelo 901, un Embraer EMB 110 Bandeirante, bimotor turbohélice con matrícula HP 1202 AC, de la compañía Alas Chiricanas, salió a las 5:09 de la tarde del aeropuerto Enrique Adolfo Jiménez, ubicado en el área de France Field, en la provincia de Colón, con 18 pasajeros y 3 tripulantes. Doce de ellos, empresarios de la Zona Libre de Colón, de origen judío.
La nave era pilotada por el capitán Edmundo Delgado, oficial activo del Servicio Aéreo Nacional (SAN), y su plan de vuelo tenía como destino el Aeropuerto Internacional de Tocumen.
La explosión
Un extracto de la investigación inicial de la Policía Técnica Judicial (PTJ) revela que, luego del despegue, a 10 kilómetros del aeropuerto de Colón, la señal desapareció del radar principal de Tocumen y, tras una llamada con France Field, ambas terminales declararon una emergencia. Se perdió sobre una elevación llamada Sierra Llorona.
El entonces fiscal Auxiliar de la República, Carlos Augusto Herrera, investigó el atentado. Al momento de explicarle a El Siglo algunos de los pormenores del horroroso crimen de lesa humanidad, su voz se tornó elocuente al recordar los detalles del acto terrorista.
‘Fue un caso muy difícil, fue horrible porque los cuerpos fueron expulsados con todo y asientos, pues venían amarrados con el cinturón y salieron volando por los aires', recordó el exfiscal auxiliar Herrera.
En cuanto a Ali Hawa Jamal, el terrorista suicida o kamikaze, el letrado recordó que solo aparecieron algunos trozos de su torso, su cabeza y su camisa nunca se encontraron y la silla donde iba sentado quedó totalmente destrozada', aseguró.
Herrera dijo haber quedado muy sorprendido, cuando al buscar indicios se trasladó a la frontera entre Panamá y Costa Rica y, allá, las autoridades ticas detuvieron a un hombre sospechoso de terrorismo.
El exfiscal auxiliar hizo una pausa y agregó que el horrible atentado causó mucho dolor en los familiares. ‘Porque los judíos tienen la costumbre de enterrar a sus muertos antes del anochecer y, por eso, se oponían a realizar las autopsias a los cuerpos, pero finalmente llegamos a un acuerdo', concluyó el letrado.
Los cadáveres
‘Se llamó a todos los médicos forenses para realizar el reconocimiento y diagnóstico de los cuerpos, tuvimos toda la cooperación del señor David Hanono, porque era nuestro enlace con los familiares de las víctimas', refirió Humberto Mas Calzadilla, director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (Imelcf), quien estuvo al frente de la experticia forense en la morgue del hospital Santo Tomás.
Algo más de tres horas después, alrededor de las 11:00 de la noche, concluyó lo que llamó reconocimiento de los cadáveres, porque estaban todos destrozados y no se les hizo autopsia, según Mas Calzadilla.
Investigación final
El caso ocurrió un día después de que en Buenos Aires, capital de Argentina, estalló una poderosa bomba en la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina, (AMIA), donde fallecieron 85 personas y más de 300 heridos.
En Panamá, la investigación estuvo a cargo de la PTJ, pero tres días después, llegaron a la ciudad de Panamá agentes federales del (FBI) de los Estados Unidos y del servicio secreto de Israel (Mossad), para sumarse a lo desarrollado por Leslie Loaiza y la fiscalía al frente de las investigaciones.
Una de las teorías es que el suicida introdujo la bomba dentro del avión utilizando un radio de transistores en el que previamente había colocado C-4 (explosivos de alto poder destructivo).
Jamal hizo detonar la bomba cuando encendió la radio, la que emitió una señal suficientemente poderosa para hacer volar un explosivo colocado debajo de uno de los asientos.
El FBI, en las pesquisas culminadas en el año 2017, determinó que Jamal activó la bomba que llevaba en un radio de comunicación.
Según Herrera, la investigación sigue abierta, porque los crímenes de lesa humanidad no deben prescribir. ‘Ahora me enteré que dentro del avión, poco antes de estallar, hubo un disparo', repuso el abogado. El cuerpo de Ali Hawa Yamal se mantuvo en la morgue del ya citado hospital durante seis años esperando algún familiar pero nunca nadie lo reclamó. Finalmente, fue enterrado en el cementerio de Utivé, en el corregimiento de Pacora, según el forense Mas Calzadilla.