Giroldi, asesinado por su compadre

Fue despojado de su uniforme militar, humillado y torturado y luego de rendirse fue cruelmente fusilado
  • domingo 08 de julio de 2018 - 12:00 AM

GENOCIDIO

El 3 de octubre de 1989 se concretó una operación que buscaba retirar del mando de las Fuerzas de Defensa, al dictador general Manuel Antonio Noriega, debido a la masiva oposición del pueblo panameño contra el régimen furtivamente involucrado con el narcotráfico, cuyo control ejercía de forma impune y solapada, en complicidad con un grupo de militares que a la postre se convirtieron en asesinos.

Un resquebrajamiento institucional de las Fuerzas de Defensa y su alta oficialidad, se tradujo en un sustancial deterioro de la moral y la disciplina militar, como también el honor que todo miembro de esa institución llegó a tener una vez en el pasado al vestir el uniforme, estaba en decadencia real.

Antecedentes

Con la muerte del general Omar Torrijos en 1981, tres coroneles sucedían el mando de la comandancia los coroneles: Forencio Flores Aguilar, Rubén Darío Paredes y Manuel Antonio Noriega en ese orden. Flores asumió por unos meses y se retiró tras una acuerdo, Paredes luego de asumir el rango militar fue convencido de jubilarse y aspirar a la presidencia en la vida civil.

Hábilmente, Noriega le comunica públicamente a su antecesor sus ‘deseos' de éxitos imprecándole subliminalmente un mensaje que llevaba consigo el símbolo de la traición: -buen salto Paredes-.

En 18 meses Noriega ascendió al rango de general y comandante de la Guardia Nacional y la transforma en Fuerzas de Defensa de Panamá. Asume el control total del Estado. Pero el asesinato del doctor Hugo Spadafora Franco, en 1985, y otros militares y civiles opositores a su régimen exacerbaba la conciencia y paciencia de los panameños, en los años que siguieron.

El 7 de junio de 1987 el coronel Roberto Díaz Herrera, en una conferencia de prensa realizada en su casa de Altos del Golf, cataloga a Noriega como un narcotraficante, lo acusa de matar a sus enemigos incluyendo al general Omar Torrijos y de condenar el país a una crisis económica pocas veces vivida. Esta situación abre una enorme ola de caos en la nación y sobre todo en los mandos medios de las Fuerzas de Defensa.

Primer golpe militar

El 16 de marzo de 1988, con el país truncado económicamente, el teniente coronel Leonidas Macías y otros militares dan un golpe militar a Noriega, pero fracasan.

El país estaba convulsionado, en total crisis económica, las empresas pagaban a sus empleados con bonos ya que no había dinero efectivo debido a las restricciones y bloqueo económico impuesto por Estados Unidos.

Giroldi

Moisés Giroldi Vera y otros diez militares, se toman el 3 de octubre de 1989, las instalaciones de la Comandancia y ponen bajo arresto al general Noriega.

La idea de Giroldi era entregarlo a los Estados Unidos para salvar del desprestigio a la institución, de acuerdo con un familiar del mayor.

Al compadre del general Noriega, (Moisés Giroldi), quien tuvo piedad de él al tomarlo preso y no matarlo, no le fue dispensada tal compasión. Fue humillado en la propia comandancia y llevado al cuartel de Tinajitas, en San Miguelito, allí fue asesinado cruelmente dentro de una celda oscura, como para que no viera la cara de sus verdugos que lo acribillaron. Su cuerpo tenía más de 15 perforaciones de balas.

El mayor Juan Arza Aguilera, capitán Jorge Bonilla Arboleda, teniente Francisco Concepción, mayor Nicasio Lorenzo Tuñón, subteniente Feliciano Muñoz Vega, mayor Eric Murillo Echevers, teniente Ismael Ortega Caraballo, mayor Edgardo Sandoval Alba, mayor León Tejada González y el subteniente Dioclides Julio, fueron torturados, golpeados y llevados a un hangar en Albrook Field, donde fueron fusilados con ametralladoras M-16 y pistolas 9 milímetros.

Una fuente militar y testigo de los hechos del 4 de octubre reveló a El Siglo, que bajo los efectos del alcohol y otras sustancias, entre algunos oficiales aduladores, ‘el general Noriega ordenó la masacre porque iban a contaminar a otros oficiales. Estuve ahí detrás de la puerta', afirmó un tanto nervioso. Por razones obvias su identidad es protegida. Giroldi se había rendido.

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INFORMES

Giroldi encañonó a Noriega, pero no se atrevió a dispararle. Cometió un error militar: lo perdonó y pagó caro.

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Horas estuvo retenido el general dentro de la comandancia.