Le dan calle a Marco Manjarrez, asesino del padre Jorge Altafulla
- sábado 21 de enero de 2017 - 12:00 AM
LIBERTAD
Marco Antonio Manjarrez Davis, quien cumple una condena de 20 años de prisión por el crimen del sacerdote Jorge Isacc Altafulla saldrá a la calle.
Se conoció por parte del Órgano Judicial que el juez de cumplimiento otorgó la medida de libertad vigilada a este asesino confeso.
Manjarrez debe notificarse los días 15 y 30 de cada mes; no podrá portar armas de fuego ni blancas, tampoco ingerir bebidas alcohólicas. Además tiene impedimento de salida del país y no podrá acercarse a los familiares de Altafulla.
Monseñor José Domingo Ulloa manifestó que la iglesia nunca se ha opuesto a que este ciudadano salga libre, pero indicó que es necesario perdonar.
Historia
El 19 de mayo de 2002, Manjarrez llegó a la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en calle 66 Este, y le propinó 14 puñaladas al padre Altafulla, quien en ese entonces tenía 65 años de edad.
En su declaración, Manjarrez indica que él llegó a la iglesia a ver al padre, pero este le dijo que no tenía tiempo y le ofreció 20 dólares para que se fuera y lo dejara en paz.
Agregó que también lo empujó para que saliera y fue allí que se alteró, tomó un cuchillo y le propinó una puñalada en el cuello a Altafulla.
El cura, en medio de un forcejeo, logró quitarle el arma y herirlo en algunas partes del cuerpo, señaló Manjarrez. Sin embargo, él volvió a quitarle el cuchillo, perdió el control y lo apuñaló varias veces.
En la sentencia se conoció que luego, para asegurarse de obtener el resultado deseado, utilizó una mascarilla con la intención de asfixiar al sacerdote.
Cuando concluyó el asesinato escribió algo en el piso para desviar la atención de las autoridades, abandonó el lugar de los hechos y se deshizo del arma homicida lanzándola al río Mataznillo.
Con alevosía y premeditación quemó su ropa, entre otros artículos utilizados para cometer el crimen, en un lote baldío ubicado en la urbanización Chanis, en la ciudad de Panamá.
Y como dicen que todo asesino siempre regresa a la escena del crimen, así mismo lo hizo Manjarrez para mantener su coartada.
Abuso
Manjarrez desde niño soñó con dar misa; sin embargo, tuvo una infancia traumática.
A los cinco años fue víctima de abuso por un vecino y acosado también por uno de sus hermanos, pero su madre no estaba enterada de la situación que afrontaba su hijo.
Cuando Manjarrez creció, decidió ingresar al Seminario Mayor San José. En su declaración indicó que estando allí fue acosado por sus compañeros para cometer actos de homosexualismo, que él asegura haber rechazado y acusó esto ante la rectoría.
Solo duró dos años y fue expulsado por el padre Altafulla por conductas impropias.
Pero Manjarrez no se quedaría con eso. Este ingresó a la facultad de Derecho de la Universidad de Panamá y, a un año de graduarse, cometió el atroz crimen.
Según dijo Manjarrez en su declaración, el padre era racista, pues en varias ocasiones lo llamó ‘negro' en tono despectivo. Esta serie de acontecimientos terminó con un Altafulla asesinado y un exseminarista tras las rejas de la cárcel La Joya, de la que pronto podrá salir libre.