‘No me arrepiento, porque no voy a lograr nada con eso'
- martes 04 de octubre de 2016 - 12:00 AM
ACTUALIDAD
En un pequeño cuarto de alquiler en Las Mañanitas que permanece cerrado con una cadena y un candado durante el día reside Carlos Manuel Fuentes Ortega.
Quizás no le sea familiar el nombre, pero si le menciono el caso de Amparo Morales, la mujer que fue descuartizada y cuyas partes corporales fueron sancochadas un 20 de septiembre de 1995, pueda ser que lo recuerde.
Y es que Fuentes, quien fue condenado por este caso, ya está en la calle y ahora es abogado y –según él– se gana la vida ‘atendiendo sus casos'.
Debajo de las piedras
Este medio fue a buscarlo y, en las inmediaciones de la casa, una joven con un bebé en brazos salió y dijo: ‘Déjeme ver si está'. ¿Sería su nueva pareja y su hijo? ¿Tan rápido volvió a rehacer su vida? Esas eran las preguntas.
La mujer regresó para decir que no se encontraba. Después de las cordialidades nos pidió regresar al día siguiente. Así se hizo, pero fue en vano. Al parecer Fuentes no quería hablar.
Desahogo
Una llamada, realizada un día después de haberlo buscado, entró. Era un número desconocido, pero la voz alterada de un hombre nos hacía saber que era Fuentes.
‘Tengo mi plata, mi mujer y mis hijos. Ella (Amparo Morales) está muerta, pero yo estoy vivo y tengo una vida', señalaba.
‘Sé que a mucha gente no le gustó que yo saliera libre antes. Pero ya yo pagué mi pena y mi deuda con la sociedad", sostuvo Fuentes.
Con palabras claras dijo: "Esa mujer ya se murió, no voy a decir que me arrepiento porque no voy a lograr nada con eso".
Luego de recitar un repertorio por teléfono, se calmó e indicó que él solo va a ese pequeño cuarto de alquiler porque allá trabaja sus casos. "Soy abogado y tengo mi plata en el banco", manifestó y aseguró tener otra residencia donde vive con su familia.
Es un hombre inteligente
Alejandro Pérez, psiquiatra forense del Instituto de Medicina legal y Ciencias Forenses, señaló que la probabilidad de que Fuentes cometa otro delito no es de cero. Es decir, que hay posibilidades de que pueda incurrir en algún delito, pero que el índice para que esto ocurra es muy bajo.
Pérez aseguró que Fuentes es un individuo con un nivel de inteligencia media superior, y que cuando lo examinaron en ese entonces marcaba un índice de 125, cuando lo normal es de 90 a 110.
‘Era un hombre que no había cometido delito alguno antes de eso y nunca se había visto involucrado en algún problema', enfatizó Pérez.
Aseguró que al momento de atender a Fuentes se dio cuenta de que este no presentaba ninguna patología mental, no tenía trastornos de personalidad, es decir, estaba anuente de la ilicitud del acto que cometió.
Rumores
En 1995, cuando se dio este macabro crimen, se rumoraba en el barrio que unos pesados habían mandado a matar a una apodada ‘Chola' por una mercancía (droga) que había desaparecido. Por mera coincidencia Amparo (la víctima), era conocida también como ‘La Chola'.
¿Fue un crimen pasional? ¿O Amparo era la mentada ‘Chola' que mandaron a matar? Se investigó y se conoció que en ese mes no mataron a ninguna otra mujer.
Recuerdos macabros
Amparo Morales, de 22 años, fue la víctima de su novio, Carlos Fuentes.
A sus de 20 años, este chico, junto a su amigo Severino Valdés Tenorio, de 19 años entonces, planearon darle un escarmiento, porque supuestamente salía con otro galán.
Sin embargo, la jugada salió mal y ambos jóvenes terminaron matando a Morales el 20 de septiembre de 1995.
La descuartizaron y la hirvieron
Luego de matarla, la colocaron debajo de la cama de Carlos. Esa noche el homicida cenó tranquilamente con sus padres y después se fue a dormir junto al cadáver de su novia.
Al día siguiente la descuartizaron e hirvieron sus partes. Pero debían sacar del apartamento 14-14 de la sección B del edificio Tuira, en Tumba Muerto, las tres bolsas de basura negra donde habían metido a Amparo.
Un taxista se prestó por 15 dólares para transportar el cuerpo hasta un tinaquero ubicado en La Locería.
Sin embargo, el plan para librarse salió mal, pues alguien encontró los restos de Amparo en Cerro Patacón e iniciaron las investigaciones, que dieron con Fuentes como sospechoso.
Él confesó y lo condenaron a 20 años de prisión, igual que a Severino, pero, por buena conducta, Fuentes fue liberado el 31 de julio de 2012, tres años antes de cumplir su condena.
Ahora solo pide que lo dejen en paz, pues él está vivo y ella ya murió.