Victoriano Lorenzo: Héroe de la patria (parte 1)

Fue fusilado el 15 de mayo de 1903 en la entonces llamada Plaza de Chiriquí, actual Plaza de Francia.
  • miércoles 14 de mayo de 2025 - 12:00 AM

La historia de la Patria Boba humilló sin pudor durante décadas la figura de Victoriano Lorenzo, el más importante dirigente indígena de la época de unión a Colombia y de inicios de la República. Nació en un poblado indígena su padre Rosa Lorenzo fue Gobernador de los “indígenas del Norte de Coclé que se extendía desde el cerro Trinidad en el río del mismo nombre en el actual distrito de Capira hasta el cerro Negro.” Contó entre sus ascendientes familiares a Lorenzo Alonso y José María Troya quienes formaron parte del Cabildo indígena de San Bautista de Penonomé. (Conte Porras. Meditaciones en Torno a Victoriano. 1997. p. 184)

El progenitor de Victoriano deseando que su hijo tuviese una esmerada educación decidió que el padre Jesuita Jesús Jiménez, fuese su maestro en Capira. La casa Cural se utilizaba como escuela y asistían los niños del área. La relación fue de estrecha formación y Victoria Lorenzo sirvió en calidad de asistente del padre Jiménez, quien escribió sobre ese momento lo siguiente: “Era mi camarero, mi escribiente, mi sacristán, mi cocinero, mi amigo fiel y mi compañero leal, estudiaba, leía y escribía, y con su actividad le sobraba tiempo para todo, era bien hablado respetuoso y humilde...”

Ocupó en la adultez Victoriano Lorenzo cargo de Regidor, y actuó en defensa de los indígenas denunciado las persecuciones y las arbitrariedades cometidas por el ejército conservador. Escribió notas y memoriales a las autoridades locales y de Colombia. Prueba de ello, es la nota dirigida al Vicepresidente de Colombia que expone lo siguiente: “Con motivo de que la raza indígena ha sido reconocida, y a la que pocas veces se le quiere escuchar.”

“Antes no se ha pagado contribuciones al gobierno civil de Penonomé, como hace años, ahora se nos quiere imponer nuevamente pagando forzosamente estos impuestos al gobierno civil, como si nuestra nación fuera de ascendados o comerciantes o tuvieran rentas para sostenerse.”

“Las contribuciones que nos obligan a pagar con la presencia amenazante de los miembros del ejército es el impuesto personal, un peso con cincuenta centavos o de trabajo personal forzado, y hasta cinco pesos por el impuesto de degüello de cada res vacuna, dos pesos por cerdo.” ...

“Que nos permita como era costumbre antigua, pagar estas contribuciones, trabajando en el mantenimiento de los caminos en buen estado.”

“Que nos permita en cambio que nuestra nación tenga consumo privado, no es para la venta, y que pueda hacerse las matanzas de una o dos reses al año. Lo mismo que con los cerdos, que no son para vender, sino para el consumo familiar.” (R. Escarreola. La Guerrilla en Panamá ante la Derrota del Ejército Regular 1900-1901. Revista Lotería. N° 445 p. 74.75.)

La nota anterior es prueba más palpable de la indiferencia del gobierno y el maltrato a los indígenas. Poblaciones enteras doblegadas por el látigo del poder empobrecidas por el cruel terrateniente que los explotaba miserablemente. Todo este desastre social impulso la revolución liberal de los Mil Días.

En el primer periodo de la fase la guerra civil, Victoriano Lorenzo no se había integrado a la contienda y seguía en sus funciones de comerciante. Conoció al Dr. Belisario Porras que dirigió la embestida liberal cuando niño, el padre de Victoriano viajaba a la ciudad para tratar algún asunto legal. Luego de la derrota del Puente de Calidonia el 23 y 24 de julio de 1900, se incorporó Victoriano Lorenzo a la guerra civil.

Luego de la llegada del ejército Liberal a Punta Burica con fuerza revolucionaria los liberales fueron al combate y marcharon desde Chiriquí hasta la ciudad de Panamá. Se confirma el plan de ataque para asaltar la ciudad desde diferentes flancos. Estacionado unos batallones en Perr i Hill, el Cangrejo y Bella Vista. Mientras en lugares estratégicos en Cocolí, La Boca, Punta Mala y Barraza. Seguidos de 300 efectivos estacionados en Farfán.

En el ataque en forma irresponsable dirigido por el General Emiliano Herrera, se adelanta sin esperar cumplir el plan, que consistía sorprender por varios flacos simultáneamente la ciudad. Herrera se lanza por el callejón de la muerte desde Bella Vista hasta el Puente de Calidonia donde hoy se encuentra la Plaza Cinco de Mayo. El ejército de bravos se estrella contra los cañones y la metralla del ejército conservador. Así, fueron cayendo en la planicie de Calidonia, la descarga del plomo abría en los cuerpos de los liberales heridas mortales, el viento atraía el olor de sangre y muerte.

El autor es parte del Instituto de investigaciones de la Universidad de Panamá.