La vejez no es sinónimo de enfermedad

‘Hoy la vejez o el envejecimiento es parte del desafío que debe enfrentar la sociedad, con un fenómeno de transición demográfica que se nota en las filas de los bancos, y en cada una de las necesidades más notorias en salud integral: la mente, el cuerpo y el alma', así lo percibe Argénida de Barrios, quien defiende a este grupo de personas y ha creado fundaciones como también es exdiputada.

Lo notamos en las formas de afrontar las deficiencias de nuestra seguridad social, los medicamentos caros, a dónde pueden ir a recrearse, las jubilaciones exiguas, la integración cultural, el viejismo, la accesibilidad en nuestras calles, la cantidad de geriatras y gerontólogos, orientadores en psicogerontología y en educación continuada y permanente del y para el adulto mayor, agregó de Barrios.

Para ella, los gabinetes y talleres deben ser transdisciplinarios para mejorar el estilo y calidad de vida de estas personas con trabajadores sociales, psicólogos, abogados, economistas, sociólogos, demógrafos y demás, pero vinculados, buscando la integración psicosocial, la independencia y la autonomía de aquellos ‘viejos', que no caben en el voto joven, ni en proyectos políticos, cuyos anteproyectos se entregan jugosos y se aprueban esqueléticos y no se implementan con la agilidad requerida.

Puntualizó que ‘en nuestro país se han fundado y funcionan dos universidades para las Personas Adultas Mayores, pero sin olvidar la intergeneracionalidad que nos ayuda en la relación humana. El envejecimiento poblacional es un éxito en las ciencias en general, pero es un desafío ante lo socioeconómico y político'.

La educación desde una universidad agrega plenitud y sueños por realizar, destacó. Esperan la implementación del Instituto para el Adulto Mayor. Para de Barrios, la educación continuada y permanente es lo único que aleja al adulto mayor de la senilidad (estado patológico de debilitamiento físico y mental).