El día que la ‘Sombra Kelly' arruinó un juego perfecto
- miércoles 04 de enero de 2023 - 12:00 AM
En la década de los ochenta; cuando crecí, en la ciudad de Panamá; ser un fanático del béisbol de grandes ligas, era toda una odisea.
Conocer en tiempo real los resultados de los juegos y las estadísticas de los peloteros de las mayores, era una tarea titánica.
Nuestro país, siempre tuvo una relación cercana y directa, con uno de los pasatiempos más difundidos en los Estados Unidos de América, el béisbol.
Desde principios del Siglo XX, el deporte era ampliamente practicado en las bases militares, cercanas a las ciudades de Panamá y Colón.
En las décadas de los cuarenta y cincuenta, los partidos eran transmitidos por radio transistores (principalmente los de los Yankees de Nueva York). Entrada la década de los sesentas; con las primeras transmisiones televisivas; los juegos de Serie Mundial, eran vistos en blanco y negro en nuestro país.
También, de manera regular, se escuchaba y veía, la señal de la Southern Command Network (SCN), que difundía audio y video, a los empleados de la Comisión del Canal de Panamá, es decir, los ‘zonians', que vivían dentro de las bases militares; tales vehículos transmisores de cultura, era normalmente escuchados por los panameños.
La temporada regular del béisbol de las mayores, tiene una duración de 162 juegos por año y luego de concluido ese periodo, los equipos que clasifican a los playoffs, batallan por el anhelado espacio en la definitiva Serie Mundial.
Conocer los números de un pelotero de grandes ligas, en la actualidad, es muy fácil, con sólo mover una tecla desde nuestra computadora, se está conectado con el mundo. Hace cuarenta años, la realidad era otra; iniciaban los primeros canales de cable y en Panamá, normalmente esperábamos todos los octubres, para ver la Serie Mundial.
Un fanático que se respetara, tenía que conocer todo el entorno del juego y para ello, había que conocer el desempeño del mayor número de peloteros posibles y la jornada se iniciaba comprando revistas, que llegaban una o dos veces al año al Gran Morrison (Baseball Digest y Sport Illustrated); además, obtener de contrabando cartas de béisbol, con su respectiva goma de mascar, que se vendían en los comisariatos de las bases militares en Panamá.
Para 1984, por el ‘scout' Rene Picota, se tuvo acceso a la temporada completa de los Bravos de Atlanta, la que era transmitida en Canal 2 (ahí conocimos de primera mano a peloteros como: Dale Murphy, Pascual Pérez, Bob Horner, Rick Camp y otros más); también al final del año, se transmitió la serie de playoffs, entre los Cachorros de Chicago y los Padres de San Diego, estrellas como: Ryne Sandberg, Rick Suttclife, Steve Garvey, Goose Goosage y Graig Nettles, fueron del dominio de los panameños.
También, se empezaron a traer cartas de jugadores en tiendas como el: ‘Candy's Bazar';
Esperar el domingo el ‘juego de la semana o game of the week' o la recopilación semanal de las mejores jugadas de la semana era una diversión concentrada a su máxima expresión.
En esos escenarios, nos convertimos en tremendos ‘conocedores', de gran cantidad de jugadores de grandes ligas, incluso de aquellos que jugaban en equipos canadienses (como los Expos de Montreal y los Azulejos de Toronto).
A mediados de los ochentas, contrario a lo que se puede pensar; hoy en día, el equipo favorito de los panameños, no eran los Yankees de Nueva York, sino los Piratas de Pittsburgh; ello en la medida que las hazañas de peloteros como: Omar Moreno, Rennie Stennett y Manny Sanguillén, eran de inmediata recordación, en la recién terminada década de los setentas.
En ese entorno, a finales de 1987, subió a las ligas mayores (con los Yankees), el pelotero del barrio de Juan Díaz, Roberto Conrado Kelly. Entre los años 1982- 1993, los Yankees de Nueva York, nunca fueron campeones de la Liga Americana.
Una sequía, que concluyó en 1996, cuando ganaron la Serie Mundial, de la mano de: Joe Torre, Derek Jeter, Mariano Rivera, Andy Pettite, entre otros. Las hazañas logradas en ese periodo de más de diez años, normalmente han sido olvidadas y en muchos casos despreciadas.
Para el año 2013, me tocó compartir ampliamente con Roberto Kelly, conversamos por más de cuatro horas y un tema de rigor; fue el juego casi perfecto del 4 de agosto de 1989, que se llevó a cabo en el ‘Skydome' de Toronto; para la fecha únicamente se habían lanzado 11 juegos perfectos, en la temporada regular, es decir; partidos en los que ningún bateador llegara a ninguna de las bases (ni por imparable, error o bases por bolas).
Es una hazaña, que la mayoría de los lanzadores en el Salón de la Fama, no lograron nunca. Dave Stieb, con el No. 37 en la camiseta, estuvo simplemente fantástico, retirando a los 26 bateadores que había enfrentado, es decir, que, encontrándose en el 9 episodio, sólo le faltaba retirar a un bateador.
El día de la hazaña, alinearon por los Yankees, entre otros: Steve Sax, Luis Polonia, Don Mattingly, Jesse Barfield y el panameño Roberto ‘Bobby – la sombra' Kelly.
Nuestro compatriota, alineó de noveno y en el juego había sido ponchado en dos ocasiones por Stieb. El panameño, no era un noveno bate convencional, bateaba para 330 en la temporada, con 40 imparables en 106 turnos oficiales.
Luego de observar dos bolas fueras de la zona de strike, al tercer lanzamiento en ‘slider', Kelly da un doble al jardín izquierdo, en un juego que se encontraba con un marcador de 2 / 0 a favor de Toronto, en un lleno a capacidad de 48, 789 fanáticos.
Stieb, había lanzado 4 juegos de 1 imparable en su carrera; esa noche fue ‘casi perfecto'; pero Roberto Kelly, lo impidió y empañó el logro histórico de uno de los lanzadores más grandes de la década de los ochentas en las mayores. Finalmente, en 1990, Dave Stieb, lanzó el primer juego sin imparables de la historia de los Azulejos de Toronto. A los 32 años, su carrera llegaría a su final producto de una tendinitis y discos herniados.
Kelly, fue un caballero, que conversó largamente conmigo, el tema del ‘juego casi perfecto', atesorando ese hermoso recuerdo; esta es una hazaña, de un compatriota en grandes ligas, que merece ser resaltada y recordada. Roberto, se caracteriza por su disciplina, amor al juego y su permanente tutoría a talentos emergentes.