“Una sociedad grosera no va a ningún lado”

PANAMÁ

El constitucionalista habla sobre la sociedad panameña. La pasión por los carnavales, la crisis en la educación y el proceso de deshumanización que se ha estado sufriendo en todos los niveles y que ha llevado a una profunda carencia de ética, moral y buenas costumbres. El catedrático analiza quién gana con todo esto y destaca la necesidad que tiene Panamá de dar un giro a las cosas si queremos un futuro mejor.

¿No le preocupa el tema de los carnavales?

¡No, para nada!

Ahora que hay tres tunas…

El daño viene desde que comenzó la injerencia de las televisoras.

¿Qué es el Carnaval para el panameño?

Puede llegar a ser nada, pero para mucha gente es su ilusión. Es sociológicamente comprensible. Los pueblos tienen necesidad de un estado de relajamiento colectivo. Individualmente, las personas encuentran en las festividades del dios Momo (no solo en Panamá, sino en muchísimos países) una ocasión para poder ser ellos mismos.

¿Los gobiernos aprovechan los carnavales para meter goles?

Lamentablemente, en Panamá es costumbre, porque la gente los deja. Hay que aprender un poco más de los brasileños: durante los carnavales, el pueblo aprovecha para hacerle todas las críticas al Gobierno y a los políticos.

¿Hay algo que el panameño se tome más en serio que los carnavales?

Sí, lo creo (risas). Aquí se ha querido vender la idea de que el panameño solo toma en serio los carnavales porque es la idea que le han vendido. Hay toda una serie de organizaciones para tal propósito. Si ese tipo de organizaciones se montaran para conocer mejor las garantías fundamentales y los derechos, el panameño se lo tomaría más en serio. Sí, existe en la población un alto grado de irresponsabilidad que hay que ir corrigiendo con educación. Por eso es tan perverso el comportamiento que tiene el establishment , nuestros factores reales de poder, para con la educación superior.

¿La clase poderosa no quiere mejorar la educación porque saben que los pone en riesgo?

¡Definitivamente! Recuerde lo que decía Simón Bolívar: ‘Más nos han gobernado por ignorancia que por la fuerza'.

¿La imagen de Bolívar no se ha expuesto mucho últimamente?

Acá en Panamá, prácticamente, no se le conoce; así como no se conocen otras figuras como Justo Arosemena o Francisco Miranda, que fue el protolíder. Debemos conocer más nuestra historia, no solo como panameños, sino también como latinoamericanos y seres humanos. Ya no se está estudiando eso, porque las humanidades han sido excluidas, relegadas. Eso le permite a algunos ‘vivos' utilizar a figuras como las de Bolívar y muchos otros. Responsabilizo muchísimo lo que se ha hecho con la educación superior.

El siglo XXI es de grandes avances tecnológicos, ¿pero nos estamos deshumanizando?

¡Sí, horriblemente! Es uno de los problemas más grandes y fuertes que tenemos en todos los sentidos. La deshumanización, la ausencia de solidaridad que existe en Panamá es vergonzosa. La indolencia que se ha desarrollado en nuestra sociedad es preocupante, al igual que el comportamiento de ‘caínes' que tienen muchas personas y grupos. Ese ‘anarquismo' con el que la gente se comporta es muy preocupante. Hay que retomar mucho de los valores humanos que se han dejado a un lado.

¿Estamos a tiempo todavía?

¡Quiero creer que sí! Pero si no se hace nada, el daño es más grande. Y eso es lo que pasa, no se está haciendo nada. No hay una sola campaña (ni del Gobierno ni las entidades autónomas ni los medios ni los gremios) para incentivar la educación valores que requiere el país con urgencia. No solo se ha excluido la ética y la moral, los valores; también se ha excluido hasta la cortesía y los buenos valores. Una sociedad malcriada y grosera no va a ningún lado.