Ser trabajador en tiempos de cambio: entre la incertidumbre y el propósito

  • jueves 01 de mayo de 2025 - 12:00 AM

“La vida es dura”, escuchamos con frecuencia. Pero, ¿la vida es dura en comparación con qué? Hoy atravesamos un momento lleno de oportunidades, donde el acceso a la información, la tecnología y el conocimiento está más al alcance que nunca. El verdadero problema está en vivir sin propósito, sin metas, sin aspiraciones, sin vínculos personales o profesionales que nos impulsen.

Ante este contexto aparece el perfil del trabajador contemporáneo: los self-made, también conocidos como trabajadores independientes, autónomos o por cuenta propia. Personas que han construido sus carreras sin redes familiares privilegiadas ni financiamiento externo. Su camino es desafiante y en muchas ocasiones solitario, pero también profundamente transformador.

Para ellos y ellas, cada jornada laboral es una montaña rusa. La incertidumbre es constante, pero la creatividad y la resiliencia son sus principales herramientas. Estos trabajadores no solo enfrentan riesgos, sino que los gestionan con visión estratégica. Diversifican, se reinventan, forman alianzas, priorizan su bienestar emocional y familiar, y avanzan con claridad de misión. Ser self-made significa llevar adelante una microempresa personal. Pagan impuestos, servicios, proveedores, y en muchos casos no acceden a créditos por la naturaleza informal o volátil de su trabajo. Por eso, desarrollan una destreza poco valorada: la de hacer rendir cada recurso al máximo. Su economía personal es, muchas veces, una clase maestra de adaptación.

En un mundo que cambia a gran velocidad, donde las estructuras laborales tradicionales se resquebrajan: nadie es indispensable. Ni el trabajador más experimentado ni el recién llegado están exentos de ser reemplazados. Sin embargo, hay algo que no se puede sustituir: la mentalidad. Esa es la verdadera riqueza de cualquier ser humano, sin importar su edad, género o profesión.

Por eso, la pregunta es inevitable: ¿Qué herramientas necesito para ser un trabajador a prueba de cambios? Algunas personas con gran potencial y talento se aferran a la posición o a la empresa de turno, aunque no los llene. Otros, en cambio, afortunadamente logran identificar su propósito y lo convierten en el motor de su vida profesional.

También hay quienes ejercitan el músculo emprendedor, no se conforman con un salario, siempre están buscando un ingreso extra para contar con solvencia económica, mayor bienestar, o porque su salario no alcanza ante la constante inflación.

En el caso de las mujeres self-made, el camino implica barreras adicionales. Hacerse espacio por sí mismas exige mucho más que autonomía financiera. Significa levantar la voz, tomar decisiones con convicción, y enfrentar estereotipos que, aunque desgastados, aún persisten. Si además son madres, los desafíos se multiplican.

“La vida es dura”, escuchamos con frecuencia. Pero, ¿la vida es dura en comparación con qué? Hoy atravesamos un momento lleno de oportunidades, donde el acceso a la información, la tecnología y el conocimiento está más al alcance que nunca. El verdadero problema está en vivir sin propósito, sin metas, sin aspiraciones, sin vínculos personales o profesionales que nos impulsen.

Ante este contexto aparece el perfil del trabajador contemporáneo: los self-made, también conocidos como trabajadores independientes, autónomos o por cuenta propia. Personas que han construido sus carreras sin redes familiares privilegiadas ni financiamiento externo. Su camino es desafiante y en muchas ocasiones solitario, pero también profundamente transformador.

Para ellos y ellas, cada jornada laboral es una montaña rusa. La incertidumbre es constante, pero la creatividad y la resiliencia son sus principales herramientas. Estos trabajadores no solo enfrentan riesgos, sino que los gestionan con visión estratégica. Diversifican, se reinventan, forman alianzas, priorizan su bienestar emocional y familiar, y avanzan con claridad de misión. Ser self-made significa llevar adelante una microempresa personal. Pagan impuestos, servicios, proveedores, y en muchos casos no acceden a créditos por la naturaleza informal o volátil de su trabajo. Por eso, desarrollan una destreza poco valorada: la de hacer rendir cada recurso al máximo. Su economía personal es, muchas veces, una clase maestra de adaptación.

En un mundo que cambia a gran velocidad, donde las estructuras laborales tradicionales se resquebrajan: nadie es indispensable. Ni el trabajador más experimentado ni el recién llegado están exentos de ser reemplazados. Sin embargo, hay algo que no se puede sustituir: la mentalidad. Esa es la verdadera riqueza de cualquier ser humano, sin importar su edad, género o profesión.

Por eso, la pregunta es inevitable: ¿Qué herramientas necesito para ser un trabajador a prueba de cambios? Algunas personas con gran potencial y talento se aferran a la posición o a la empresa de turno, aunque no los llene. Otros, en cambio, afortunadamente logran identificar su propósito y lo convierten en el motor de su vida profesional.

También hay quienes ejercitan el músculo emprendedor, no se conforman con un salario, siempre están buscando un ingreso extra para contar con solvencia económica, mayor bienestar, o porque su salario no alcanza ante la constante inflación.

En el caso de las mujeres self-made, el camino implica barreras adicionales. Hacerse espacio por sí mismas exige mucho más que autonomía financiera. Significa levantar la voz, tomar decisiones con convicción, y enfrentar estereotipos que, aunque desgastados, aún persisten. Si además son madres, los desafíos se multiplican.

La mujer de hoy ha decidido no pedir permiso para valorarse. Dice “no” sin culpa, celebra sus logros sin falsa modestia y entiende que no tiene que demostrarle nada a nadie. Se compromete con sus sueños, aunque eso implique romper moldes. Sabe que crecer es también contribuir, que colaborar es más poderoso que competir.

Hoy, en el Día Internacional de los Trabajadores, es importante recordar que ser trabajador en tiempos de cambio no es solo adaptarse: es resistir, evolucionar y avanzar con sentido. Celebra tus logros, grandes o pequeños. Porque si algo ha quedado claro en este nuevo mundo laboral, es que el éxito no se mide en títulos, sino en la capacidad de mantenerse en pie con dignidad, pasión y visión.