La Pintada, un paraíso cultural

A costada en el cómodo pasto a la sombra del mango, la fresca brisa me trae inspiración del pueblo en el que crecí: La Pintada, lugar donde el encanto natural y cultural nos llevó a ser el pueblito más lindo de Panamá. La emoción de ver esa placa, brillante como el sol radiante que ilumina el mundo, reposa en aquel parque que guarda mis mejores recuerdos infantiles.

Observo la Parroquia de Nuestra Señora de La Candelaria, en donde yace la majestuosa Virgen de la Candelaria, cuya festividad es el 9 de febrero.

Este es un distrito lleno de historias, costumbres y tradiciones: el Festival del Sombrero Pinta‘o, el tradicional Topón del 25 de diciembre, los carnavalitos y las patronales de nuestra Virgen de La Candelaria, entre otros alegres y pintorescos eventos.

Los increíbles paisajes parecen postales, donde predomina el verde forraje con sus exóticos y coloridos árboles de guayacán, que combina con el azul magistral de nuestro pueblo. En ese escenario aparece nuestro tradicional ¨Festival del Sombrero Pinta‘o¨ , en el que se rinde honor a una de las piezas folclóricas declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO.

Aún recuerdo el primer festival del Sombrero Pinta‘o. Quedé cautivada con el bello tejido de la bellota que representaba el tradicional corte de cinta.

Es una hermosa fecha para hacer un alto y darle el valor a nuestros artesanos que trabajan esta preciosa joya día a día y conseguir una sonrisa del comprador que busca lucir con distinción y orgulloso sus raíces.

Las técnicas de confección del sombrero están pasando de generación en generación, no es un trabajo fácil, involucra muchos componentes como la materia prima: bellota, junco, cogollo, la pita y la chisná, que se utiliza para dar el color oscuro. Además de las vueltas que este posee.

Y es así como de día y de noche se exhibe, iluminando con los fuegos artificiales el cielo y dando así inicio al tradicional festival, donde chicos y grandes disfrutan en el Parque 19 de Octubre con la coronación de la reina del festival, inauguración de la vereda artesanal donde se puede encontrar el valioso sombrero.

La alegría se apodera de los pintadeños y visitantes con el desfile de carretas, tamboritos , murga, las ferias con la venta del sombrero.

Y cuando el silencio fluye, la suave cortina de la neblina baja de las montañas en una noche fría, como en un mundo de ensueño, otra vez la belleza se acumula en este lugar. Mis antepasados están orgullosos de ver que la cultura nunca morirá: Sentada en una piedra, bajo la sombra de los árboles y el sonido natural del río, me hacen bostezar pues voy a descansar.

Son 174 años desde que se creó este pedazo de paraíso cultural y es el momento de una merecida celebración.