Paciente se tragó una espina y asegura que no lo atendieron en el Seguro

Un paciente casi muere asfixiado por una espina de pescado que tragó
  • jueves 27 de agosto de 2020 - 7:05 AM

Un paciente a quien llamaremos Carlos Espinosa, para proteger su identidad, casi muere asfixiado por una espina de pescado que tragó, acudió al cuarto de urgencias de la policlinica de la Caja de Seguro Social Santiago Barraza en La Chorrera y no le brindaron la atención que requería, poniendo en riesgo su vida. Aquí el relato de Espinosa.

"El lunes 24 de agosto acudí al servicio de urgencias de la policlinica Santiago Barraza, en La Chorrera, luego del filtro y los controles por el covid 19, se me refirió de inmediato al doctor Larry Batista, medico general en turno. 9:40 de la mañana.

Luego de unos 15 minutos de espera, el doctor Larry Batista me llamó a su consultorio. Le conté que el viernes 21 de agosto en la noche, tragué sin querer una espina de pescado que se me alojó en la garganta y al principio no dolía mucho, sin embargo, el sábado el dolor al ingerir los alimentos era muy doloroso e incómodo y recrudeció durante el domingo. No acudí a urgencias inmediatamente porque no había transporte por la cuarentena total.

El doctor Batista salió del consultorio sin decir nada y luego de unos siete minutos regresó con una lámpara usada para examinar oídos y boca. Me indicó que exhalara la letra A unas dos veces, luego de escudriñar la garganta me dijo que la lámpara tenía hambre [que no alumbraba bien], por eso me iba a referir a un otorrinolaringólogo.

Le increpé en medio del fuerte dolor que si no podía mandarme una radiografía para estar seguro de la ubicación del objeto. Me respondió que no, pero que la referencia era de carácter urgente.

Me presente a la ventanilla de citas unos minutos después de las 10:00 de la mañana del mismo lunes y enseguida me dieron la cita con la doctora Linette Valdelamar en el consultorio B-139 en la planta alta de la referida policlínica.

Al llegar a ese consultorio un señor mayor que fungía como auxiliar de enfermería, me indicó que la doctora había dicho que no mandaran más citas que ya ella se iba a retirar. Eran las 10:15 de la dolorosa mañana.

Regresé a la ventanilla de citas y se me indicó que la única solución era darme una cita con la misma doctora para el martes 25 a las 7:00 de la mañana. Acepté con humildad pero nadie me dijo la razón por la que la doctora Valdelamar se había retirado a las 10:00, tal vez antes.

Si antes no trabajaban ahora menos

La funcionaria me recomendó que estuviera en el consultorio de la especialista a las 6:30 del martes, así lo hice, fui el primero en llegar con un dolor muy grande en la garganta, tanto así que sentía la saliva al bajar como una enorme roca que golpeaba duramente las paredes del área afectada.

Para colmo, cuando llegué a la anhelada cita aún los consultorios estaban con las luces apagadas. Con el estómago vacío me ubiqué en una de las sillas a esperar que llegara la hora, desde las 6:40 la espera fue canalla. Cuando pasaron las 7:30 ya habían llegado otros pacientes para el mismo consultorio y para el de al lado que es odontología, ninguna de las dos especialistas habían llegado.

Fue en ese momento que varios de los pacientes se tornaron impacientes por la larga espera al ver que no había señales de médico alguno, así las cosas un señor de avanzada edad desde una silla retirada increpó: "si antes no trabajaban ahora menos". Hubo murmullos de solidaridad, pero las cosas se calmaron.

No fue sino hasta las 8:38 que apareció la doctora Valdelamar y seguidamente me llamaron. Al entrar al consultorio me preguntó que por qué estaba ahí, le contesté que el doctor Batista del servicio de urgencias no me había sacado el objeto que obstruía mi garganta y era el causante de mi creciente dolor en el área afectada.

La doctora me indicó que me iba a remitir al Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid, para que me realizaran una radiografía ya que en la policlinica Santiago Barraza no cuentan con el reactivo, (Mota de Bario) que determina o señala la ubicación de la espina alojada en algún punto de la garganta. Además, aunque hubiese tal reactivo no podría hacer la extracción del objeto trabado porque el aparato (laringoscopio) está dañado hace tiempo a pesar de que ella hizo el reporte hace mucho.

Valdelamar también se indignó porque el médico del cuarto de urgencias [Larry Batista] no me ordenó dicha radiografía antes de hacer la referencia a la especialidad de otorrinolaringologia.

En el momento que me dijeron por quinta vez que no, decidí solicitar una entrevista con la directora médica de la policlinica pero no estaba. En la dirección médica me encontré con la doctora Valdelamar que estaba hablando sobre mi caso con la subdirectora médica cuyo nombre no conozco.

Cansado y con un espantoso dolor que me ocasionaba la saliva al momento de tragar, decidí no ir al complejo hospitalario ya que es un lugar muy contaminado por el mortal virus, exploré en una clínica privada de La Chorrera pero tampoco tienen el reactivo.

Siete días de sufrido dolor y sin dormir bien durante las noches y sin poder comer bien, sigo con la espina en la garganta hasta que Dios quiera, porque de nada sirve el dinero que le descuentan a uno quincenalmente para cuotas de seguro social y aun así este es el trato que le dan estos funcionarios a nosotros", sostuvo molesto Espinosa.

El asegurado reveló que está en conversación con dos abogados de la localidad para decidir si interpone una demanda contra los dos médicos y contra la institución de seguridad social, una vez que se le extraiga la espina de su garganta y pase el peligro.

El Siglo trató de contactar ayer a la directora médica de la susodicha policlinica pero la secretaria indicó que no se encontraba en su oficina.

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