‘En nuestra región estamos viendo un recrudecimiento de las peores situaciones', advierte Liza Gross

Periodista argentina, explica la situación del periodismo en la región Latinoamericana
  • lunes 29 de mayo de 2023 - 12:00 AM

En medio de la democratización de la información en la que aparecen cada día nuevos actores, no necesariamente con las mejores intenciones, o en ambientes en los que el periodismo se ve amenazado por diferentes factores, es importante reevaluar el ejercicio y enfocarlo en narrativas imprescindibles para la sociedad, sin que esto necesariamente emerja de una gran cadena de noticias.

¿Cuál es su balance sobre el ejercicio del periodismo en otros países en los que se limita la libertad de información y expresión?

Evidentemente en nuestra región estamos viendo un recrudecimiento de las peores situaciones, no son nuevas. Las vimos en el siglo pasado, después vimos una época de reflorecimiento y ahora lamentablemente en Venezuela y Nicaragua, por ejemplo, vemos una cosa terrible, pero también en lugares donde no están estos ejemplos horrorosos, tenemos amenazas a la libertad de expresión.

¿Cómo calificaría el ejercicio del periodismo en Nicaragua?

Están atravesando por una época durísima en estos momentos. Ya sabemos que gran cantidad de los periodistas, de los más distinguidos, como Carlos Fernando Chamorro, y menos conocidos, han tenido que salir. En Guatemala, por ejemplo, ha tenido que cerrar El Periódico, José Rubén Zamora está en la cárcel, hemos visto situaciones que no veíamos desde el siglo pasado. Desafortunadamente ha dado una vuelta terrible para nuestra región.

¿Cómo entender esto en un mundo que supuestamente gira hacia la transparencia y libertad de expresión?

Los periodistas siempre hemos sido una especie de amenaza para los gobiernos, real o no. No creo que tenga que ver tanto con el ejercicio del periodismo, sino con las situaciones en nuestras sociedades de nueva polarización, nueva violencia, el narcotráfico en la región y no solo en los lugares donde uno solía decir que eran centros de droga como México o Colombia, sino en otros países que antes no experimentan problemas de drogas o narcotráfico organizado.

El fenómeno de El Salvador, en donde se hace un trabajo importante en la lucha contra las maras, pero a su vez vemos medios que han tenido que exiliarse, como El Faro…

El Faro es un ejemplo perfecto de una organización que ha tenido que buscar una fórmula de exilio funcional, trayendo parte de su operación al exterior donde puede protegerse o seguir alimentando su operación y dejando un grupo en el campo de batalla. Lo que vemos en El Salvador lo vemos también con otros gobiernos represivos o con malos actores, que usan recursos tal vez legales o no son crímenes per se, pero tergiversan el propósito de leyes o requisitos, reglamentos, para silenciar a los periodistas.

En Panamá atravesamos un debate con la ley de protección de datos, que limita nuestra acción, en la que podemos ser demandados, ¿es una forma de silenciar a los medios?

Es una estrategia blanda pero igualmente efectiva. En Estados Unidos estamos viendo esfuerzos para restringir el acceso para los récords públicos. No tenemos que estar en América Latina para ver situaciones extremas. A nivel local y a nivel estatal vemos esfuerzos en La Florida, por ejemplo, un estado que es famoso por lo que llaman sunshine law o leyes de transparencia que protegen a los periodistas y ya se está viendo cómo se estudian formas para limitar o coartar dentro de un marco legal….

¿Qué debemos hacer como gremio para contrarrestar esta situación?

Por muchos ángulos debemos de verlo. Una de las propuestas que yo hago en foros es que la energía real va a venir de los ecosistemas locales, no necesariamente de las grandes corporaciones como CNN, CBS, o el New York Times. Estas organizaciones de gran proyección o de mucho peso no necesariamente van a tener el rol transformativo que van a tener las organizaciones pequeñas en entornos locales. Puede ser un periódico local que puede empujar más la transparencia en su entorno o llegar a formar un movimiento. La transformación va a estar de abajo para arriba. El compromiso ciudadano con la información se va a gestionar con éxito en estos ecosistemas locales y luego va a ir subiendo. Nadie va a decir si no veo CNN no puedo vivir, por ejemplo.

Nos encontramos en una campaña electoral en la que hay muchas susceptibilidades por parte de los candidatos, ¿qué recomienda para poder abordar el tema?

Lamentablemente la dinámica de las sensibilidades también está muy presente en Estados Unidos y cada vez más en otros lados. El diálogo pasa en estos ataques personales en lugar de colocar el foco, el interés o la conversación en los temas urgentes que apremian a la sociedad. Es una forma de distraer de esos problemas, el tema del agua, del medio ambiente, es más fácil atacar al oponente por sus ideas personales, polarizaciones o en contra del periodista. La idea es continuar enfocándose en los temas y no dar cabida en la cobertura periodística que el candidato A dice esto y lo que responde el oponente. No entrar en ese juego. Más bien enfocar en el tema de qué se está haciendo sobre cualquier tema. Tomemos cualquier tema importante en este momento para la sociedad. En Estados Unidos hay varios colectivos que se están enfocando en el tema de vivienda accesible. En la campaña electoral en vez de enfocarse en la pelea entre candidatos, queremos saber cómo harán para incrementar el número de viviendas accesibles.

¿Qué es el periodismo de soluciones?

Tenemos una definición perfectamente definida de lo que es el periodismo de soluciones. Pero primero quisiera poner en contexto el momento de transición del periodismo global y estamos enfrentando dos retos muy importantes, todos, producto de la tecnología. Uno para muchas de nuestras organizaciones, la disolución de nuestro modelo económico que nos hizo sustentable durante mucho tiempo. La otra una especie de crisis existencial con respecto a nuestras audiencias, una especie de apatía con respecto a las noticias, una falta de compromiso con respecto a la información que está ocurriendo. Eso nos lleva a tener que repensar cómo creamos las narrativas que traemos a nuestras audiencias. Ahí entra el periodismo de soluciones. Es una técnica periodística que se enfoca en cubrir rigurosamente los resultados de iniciativas que están abordadas para enfrentar problemas sociales. No concentrarse solamente en lo que no funciona, sino en lo que sí funciona.

¿Los periodistas somos pesimistas a la hora de escribir nuestras notas?

Yo creo que eso es lo que nos han dicho que tenemos que ser. Pero cómo cambiamos muchos otros chips también podemos cambiar eso.

¿La gente no quiere leer malas noticias?

Totalmente. Si tú miras el estudio anual que elabora el Instituto Reuters, comenzaron a preguntar en 2017 por qué usted se aleja de las noticias, y la respuesta fue porque me hace daño psicológicamente, porque todas son malas noticias. Y han repetido esta pregunta desde el 2017 cada año, una encuesta global, y esa es la razón principal por la cual la gente se aleja de las noticias. Es un estudio muy complejo que abarca globalmente, es muy instructivo. Eso nos dice que tenemos que desarrollar nuestras capacidades adaptativas y ver cómo buscamos narrativas que reflejen una realidad compleja, pero que no les dé tanto susto a los consumidores de noticias al grado que no quieran escucharlas.