Mujer desesperada pide reintegro; el Minsa la botó a pesar de su discapacidad

Anayansi Castillo es una panameña que entró a laborar en el año 2016 en la Región de Salud de Panamá Norte. Para su sorpresa, en diciembre de 2019 fue despedida, a pesar de que padece de una discapacidad auditiva progresiva, debidamente certificada por la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis).

Pide ayuda

El pasado 24 de mayo, Anayansi elevó al Despacho de la Primera Dama, Yasmín Colón de Cortizo, una solicitud de auxilio como “última opción” para la revisión de su caso, e intervención para su reincorporación laboral, dada la protección que brida la ley por su discapacidad, y aunado a la grave situación económica y social por la cual atraviesa.

La misiva explica las peripecias por las que está pasando actualmente, al ser madre soltera con dos hijos en edad escolar.

Minsa y la Defensoría le dan la espalda

La exfuncionaria explica que por su condición de discapacidad, la administración anterior en vista de que no podía cambiarle su estatus de eventual a permanente, optó por aplicarle renovaciones seguidas de contrato hasta el año 2016.

Pero agrega que la actual directora regional, Sara Castañeda, simplemente “dejó que terminara mi último contrato” (en diciembre de 2019) y “no renovó mi contrato”.

Asegura que puso en conocimiento de su caso a los dos ministros de Salud de esta administración (Rosario Turner y Luis Sucre) pero ninguno de ellos  prestó atención a su solicitud.

Detalla que en su “desesperación y agonía” acudió a la Defensoría del Pueblo en enero de 2020 “buscando auxilio y prontitud en el manejo de mi caso”.

Ante la Defensoría argumentó violación a la protección legal para personas con discapacidad, establecida en la Ley 42 de agosto de 1999.

“Pero para mi sorpresa, no fue sino un año y tres meses después que el actual defensor del Pueblo cierra mi caso, concluyendo que la “…..peticionaria estaba nombrada por contrato con tiempo definido hasta diciembre de 2019”.

La afectada ahora ha entregado una nota al Despacho de la primera dama, donde manifiesta: “Recurro a usted con la esperanza de tocar su corazón de madre, para que por medio de su valiosa intervención se repare esta injusticia, ya sea reincorporándome a mis labores o en otra institución, donde se me pueda dar una solución laboral para poder enfrentar mi difícil y grave situación económica y social”.