Manglares, pulmones del ambiente y clave para el desarrollo
- martes 24 de septiembre de 2024 - 12:00 AM
Los ecosistemas de manglar brindan un sinfín de beneficios para el ambiente y los seres humanos. Además de actuar como espacios para alimentación, refugio y crecimiento para crustáceos y alevines, son barreras naturales contra inundaciones y la erosión. También mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico y sirven de refugio de flora y fauna silvestre.
Panamá es el país con más especies de manglar del continente americano. En nuestro territorio se han reportado 12 de las 65 especies puras identificadas en el mundo, por lo que su valor y, sobre todo, su conservación son fundamentales para el desarrollo.
Osvaldo Jordán, especialista en política ambiental y derechos humanos, destacó que “los manglares representan un recurso muy importante para miles de personas en comunidades empobrecidas que encuentran su sustento en estos ecosistemas”.
El experto destaca que en torno a los manglares, además de la subsistencia de los seres humanos y la preservación de especies animales, también hay provecho económico con el desarrollo de actividades como el ecoturismo.
No deja de preocupar, el ritmo acelerado en que los manglares y humedales han ido desapareciendo a nivel mundial.
Pese a su importancia, un 19% de los manglares del mundo desaparecieron entre 1980 y 2005. Y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que los manglares, amenazados por el desarrollo costero sin planificación, la tala y deforestación indiscriminada, la acuicultura sin controles, entre otros peligros como vertidos petroleros o la desecación, están siendo destruidos a un ritmo entre tres y cinco meses por encima del promedio de la deforestación global.
Nuestro país no escapa de esta realidad, donde el desarrollo urbanístico y la alta contaminación, atentan contra los manglares. A esto se agregan aquellas comunidades que utilizan la tala ilegal en bosques de mangle para la fabricación de carbón vegetal.
La situación ha obligado a establecer sanciones mediante ley, además de iniciativas para lograr la reforestación en zonas vulnerables y la capacitación de moradores en la protección del tesoro natural.
Panamá tiene un reto en cuanto a sus manglares: alcanzar beneficios económicos de este ecosistema, pero sin degradarlo. Según destacó Jordán, en Panamá no está funcionando la política nacional de humedales que implementó el Gobierno en el 2018.
“Hay que volver a ese documento y empezar a implementarla”, sostuvo al ambientalista, quien señaló que el inventario de humedales del país “está incompleto y desactualizado”.