Este domingo 20 de abril, cristianos en Panamá y en todo el mundo celebran con gozo la Pascua de Resurrección, la festividad más importante del calendario cristiano, que conmemora la victoria de Jesucristo sobre la muerte. La celebración marca el fin de los 40 días de Cuaresma y da inicio a un periodo de 50 días de júbilo que culmina con la Solemnidad de Pentecostés, tras la Ascensión del Señor.

En su homilía pascual, el arzobispo metropolitano de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, dirigió un mensaje lleno de esperanza y compromiso a los fieles del país.

“La Pascua no es sólo un recuerdo, es una invitación a levantarnos con Él, a salir del sepulcro de nuestros miedos, culpas, mentiras o desesperanzas”, expresó el prelado, recordando que la resurrección de Cristo representa una oportunidad para comenzar de nuevo.

Monseñor Ulloa destacó que la resurrección no debe entenderse únicamente como una verdad de fe, sino como una tarea concreta que impulsa a la transformación personal y colectiva.

“Cada piedra puede ser removida, no por magia sino por decisión, por compromiso. Panamá no está destinado al fracaso ni a la muerte”, afirmó.

El arzobispo también señaló los obstáculos que impiden el cambio y el crecimiento como sociedad:

“Hay piedras que nos pesan: el miedo a cambiar, el rencor, la indiferencia, la corrupción, la violencia, la desesperanza que nos dice ‘nada va a cambiar’. Pero sí se puede cambiar”.

Durante las celebraciones litúrgicas en el Casco Antiguo, se contabilizó la visita de alrededor de 276,000 peregrinos entre el Viernes de Dolores y el Sábado Santo, según informó monseñor Ulloa, lo que refleja la profunda devoción del pueblo panameño durante esta Semana Santa.

En un gesto de humanidad y cercanía, el arzobispo dedicó la Eucaristía dominical a las víctimas del reciente naufragio, enviando un mensaje de solidaridad a sus familias y renovando la esperanza en la vida eterna.

Asimismo, agradeció a los medios de comunicación por llevar la experiencia de la Semana Santa a todos los rincones del país, permitiendo que muchos pudieran vivirla desde sus hogares.

Las celebraciones de este Domingo de Pascua incluyeron procesiones y Eucaristías festivas en templos de todo el país, como recordación viva del triunfo de la vida sobre la muerte y como invitación a los creyentes a construir un Panamá más justo, solidario y lleno de esperanza.