- viernes 07 de marzo de 2025 - 12:01 AM
La temporada seca de 2025 está marcando un panorama distinto para Panamá, con lluvias inusuales que han sorprendido a diversos sectores productivos. Este fenómeno es consecuencia de “La Niña”, que según el Instituto de Meteorología e Hidrología de Panamá (IMHPA), podría prevalecer durante el primer cuatrimestre del año.
Expertos han detallado que, en diciembre de 2024, las temperaturas en la superficie del mar en la región Niño 3.4 superaron de forma constante el umbral para declarar esta fase fría del ENOS, conocida como “La Niña”. Sin embargo, para el segundo cuatrimestre de 2025, existe un 60% de probabilidad de una transición hacia una fase neutral, por lo que se espera que La Niña tenga una corta duración.
Ayer, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU también manifestó que el fenómeno debería tener una “corta duración”, con una probabilidad de que se regrese a condiciones “neutrales” es del 60% para el período de marzo a mayo y llega al 70% para el período de abril a junio.
Aunque las precipitaciones pueden ser un alivio para algunos ecosistemas, también traen consigo varios riesgos, como el incrementó la probabilidad de inundaciones y deslizamientos de tierra. El incrementó de la turbiedad en los cuerpos de agua y el alza de los casos de enfermedades respiratorias.
Lorenzo Jiménez, presidente de la Asociación de Comunidades Productoras de Tierras Altas, destacó que para el sector productor el fenómeno de La Niña ha tenido un impacto significativo en los cultivos de cebolla y papa. Estos dos productos son fundamentales para la economía de Tierras Altas, ya que representan los pilares principales de la región. La interrupción en la producción de estos cultivos ha provocado una escasez histórica de papa, poniendo en riesgo la autosuficiencia alimentaria.
Jiménez destacó que, a pesar de los retos actuales, se espera que la situación comience a normalizarse entre mediados de este mes y abril, garantizando el consumo de los ciudadanos, aunque no se alcanzarán las cifras previstas en relación con las siembras. “Se esperaban 100 mil quintales de papa; definitivamente la producción está reducida, pero no estará por debajo de los 50 mil quintales”, resaltó.
Además, señaló que la producción de cebolla también está experimentando afectaciones, aunque en menor medida tanto en Tierras Altas como en Tierras Bajas, y que, al igual que en el caso de la papa, su producción será reducida. Donde se proyectaba 100 mil quintales, no se alcanzará esa cifra, ya que el ciclo vegetativo se vio afectado por La Niña.
En cuanto a las hortalizas, como la lechuga, el apio, la lechuga romana y otras variedades, la situación es completamente diferente. Debido a su ciclo vegetativo corto, actualmente hay una sobreproducción, lo que ha generado pérdidas significativas debido a la incapacidad de comercializar toda la producción.
El sector ganadero y porcícola también está preocupado por las consecuencias de la temporada seca atípica. José Concepción Sánchez, vicepresidente de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan), ha expresado su preocupación por el trastorno climático que está afectando al medio ambiente, especialmente durante la estación seca, que se ve interrumpida por lluvias inesperadas.
Esto dificulta la supervisión del ganado en las fincas y, en consecuencia, aumenta el riesgo de los casos del gusano barrenador.
Sánchez también destacó que las lluvias intermitentes, combinadas con períodos de sol intenso, están afectando la calidad del pasto.
Por su parte, Juan Guevara, presidente de la Asociación de Porcinocultores Unidos de Panamá (Apup), teme que las lluvias puedan generar una situación similar a la de noviembre de 2022, cuando el sector sufrió pérdidas significativas. En ese entonces, muchos pequeños y medianos productores cerca de afluentes hídricos vieron sus instalaciones afectadas, causando pérdidas cercanas a los 100 mil dólares.
Guevara hizo hincapié que las precipitaciones durante esta temporada no han tenido un impacto notable en el sector hasta el momento.