La historia del handyman que se convirtió en ‘amo de casa’

Su fortaleza son sus hijos, pese al cansancio y agotamiento, es feliz.
  • domingo 16 de junio de 2024 - 3:08 PM

Cinco en punto de la mañana suena el reloj. Hora en que Abdiel Camarena, de 33 años, se pone en pie y traza su rutina cargada de responsabilidades, poco usual en un padre de familia tradicional.

Lejos de ese modelo de familia en el que el hombre solo se encargaba del sustento familiar, el destino le deparó a Abdiel algo distinto; ahora es ‘amo de casa’. Se define como un handyman en la albañilería, plomería y construcción en general; pero después de la pandemia, la suerte no ha estado de su lado en estos menesteres como para saber que tiene un ingreso fijo. Su rol de padre no entiende eso y debe encarar la realidad, porque ‘ninguno de ellos pidió venir al mundo’, refiriéndose a sus tres hijos.

‘Es duro, uno no está acostumbrado a esto, pero, hay que seguir porque hay que tomar el estandarte de cabeza de la familia a como dé lugar y si hay que hacer de amo de casa, pues no hay de otra’, comparte.

Hace dos años, los papeles en su casa, donde recientemente se mudó, ubicada en Altos de la Pradera en La Chorrera, se invirtieron; la esposa viaja a la capital donde trabaja y él, Abdiel, se encarga al 100% de los quehaceres de la casa.

El ejetreo empieza a las 5:00 a.m., con la preparación del desayuno y merienda de los niños que viajan a la escuela. Diez para las 6:00 a.m., junto a sus hijos aborda el autobus que los trasladará al centro de La Chorrera. El recorrido es de 12 kilómetros.

Diez minutos, antes de la 7:00 a.m., con Alicia, de dos años al hombro, y a un lado Esteban de 9 años y Daniel de 8; Abdiel; llegan al Centro Educativo Naciones Unidas que es la escuela donde estudian los niños.

Cuando no tiene pendientes de trabajos o ‘camarones’ que pueda hacer en el transcurso de la mañana, regresa a casa. Entre limpiar, lavar y hacer el almuerzo transcurre el tiempo. A las 11:00 a.m. nuevamente debe estar en la escuela recibiendo a Daniel hasta que, a las 12:00 m.d., lo haga su otro hijo Esteban.

El retorno de los cuatro a la parada debe ser puntual, los buses pasan en hora. Cada minuto cuenta y si no hay atrasos a las 1: 00 p.m., están de vuelta en casa. El almuerzo o terminar de hacerlo, es lo primero que sigue en la jornada vespertina, luego las tareas, estudios y los quehaceres generales como limpieza, planchar, la cena, etc.‘Simplemente hago de todo, no pienso en otra cosa que no sea en la atención de la casa, es muy agotador, pero hay que seguir’, comparte mientras observa de cerca el avance de las tareas de los niños.

Un sueño frustrado

Antes de formar una familia, a los 23, Abdiel estudió un año de producción de Radio y Televisión en la Universidad de Panamá, estudios que abandonó para ayudar a su madre y hermanos.

Es el tercero de cuatro hermanos, proveniente de Torrijos Carter, un área en riesgo, pero no fue impedimento para convertirse en un hombre de bien. En 2012 ingresó al Servicio Nacional Aeronaval, donde permaneció por tres años. Pero el fallecimiento de su madre le cambió el destino. Pasó a ser el soporte de sus hermanos, lo que luego le generó una depresión que lo llevó a darse de baja. ‘Si pudiera regresar el tiempo, regresara al trabajo, pero es difícil’, relató.

Transcurrido el tiempo con mucha humildad acepta que le toca seguir luchando por su familia, con trabajos esporádicos.

Al celebrarse hoy el Día del Padre dice que para ningún hombre deben existir límites que le impidan sostener ese núcleo sin estereotipos de machismo.

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