- martes 17 de diciembre de 2019 - 12:00 AM
El colombiano Salvador Calofre, en su sentencia sobre los motivos de la independencia, llegó a justificarla. Así, Calofre escribió: ‘De dueños y señores del territorio (Panamá) los convertimos en parias del suelo nativo. Brusca e inesperadamente les arrebatamos sus derechos y suprimimos todas las libertadas. Los despojamos de la facultad más preciosa de un pueblo libre: la de elegir sus mandatarios, legisladores, sus jueces. Restringimos para ellos el sufragio: falsificamos el cómputo de los votos, e hicimos prevalecer sobre la voluntad popular la de una soldadesca mercenaria…. En las ciudades verdaderamente cosmopolitas del Istmo no fundamos escuelas nacionales, donde aprendieran los niños nuestra religión, nuestro idioma, nuestra historia y amar a la patria… castigamos con la prisión, el destierro, la multa y el látigo a sus escritores por la expresión inocente del pensamiento', (Calofre p. 20-21).
Claras y expresivas más que palabras fue una confesión a voz en cuello. Suficientes elementos discursivos para llevar a cabo una revolución. A lo anterior, se unió el rechazo del tratado Herrán-Hay. Federico Boyd, en su Exposición Histórica alegaba que, al rechazarse el Herrán-Hay, los Estados Unidos adoptarían la vía por Nicaragua, ‘el pueblo americano siempre había estado del lado del Canal por Nicaragua', (Boyd 25). Argumento muy discutible y controversial. Lo que generó una fracción del partido Conservador en Panamá conspiró contra sus aliados conservadores en Colombia y contra el vicepresidente Marroquín. Si hubo divisiones de apariencia o de estrategia ahora serían solo en función del tratado, más no así en sus principios doctrinales.
Esa primera fase se excluiría al partido Liberal y el ejército hasta contar con un apoyo externo, en este caso los Estados Unidos. La definición y su unidad estaban representadas en ‘intereses de clase y políticos'. La facción del partido Conservador se mantenía en el poder en tanto los liberales, luego de la firma del tratado de Wisconsin y del asesinato de Victoriano Lorenzo, se encontraban en reflujo. Mientras, la única autoridad la cual formó parte de los conjurados fue Nicanor de Obarrio, en ese instante prefecto y jefe Civil y Militar.
Pero se habían adelantados conversaciones con algunos empleados norteamericanos así lo informó, Constantino Arosemena y Nicolás de Obarrio en su escrito: Datos Históricos: ‘Los detalles del plan de acción comenzaron en realidad antes de la formación definitiva de la Junta con el viaje del capitán. R. Beers, alto empleado del ferrocarril de Panamá. El capitán Beers iba a los Estados Unidos en vacaciones, allá por el mes de junio de 1903, y aprovechando esa coyuntura se le confió la tarea de sondear hasta donde fuera posible la opinión de personajes de importancia íntimamente ligados a la compañía del Canal y el ferrocarril de Panamá, a quienes por ideales e intereses les convenía la construcción del Canal por la vía de Panamá', (p. 8). No existe justificación y una actitud imprecavida, pues se hizo más notable la situación de debilidad de la fracción conservadora. Entonces, ¿cómo fueron capaces de delegar una tarea tan importante a un extranjero? Es notorio el hecho de que tanto esta acción al igual que delegar a Bunau Varrilia el cargo de Ministro Plenipotenciario fue enterrar la alternativa de negociar sin intermediarios.
Por otra parte, sostiene Obarrio y Constantino que luego los juntistas enviarían al doctor Manuel Amador Guerrero a los Estados Unidos. El confuso ambiente, el temor y la incertidumbre gestan el acercamiento entre el partido liberal y el conservador. El 10 de junio de 1903, remiten cablegrama al vicepresidente Marroquín, que establecía lo siguiente: ‘Colombianos residentes y nacidos Istmo sin distinción colores políticos consideramos vital importancia aprobación tratado Herrán Hay que consulte a intereses y aspiraciones actuales y futuras. Improbar tratado cuando trabajase hacer adoptar vía Nicaragua equivaldría decretar ruina del Istmo causando mal sin reparación y sin medida y daría origen sentimientos antipatrióticos. Suplicamos comuníquelo. Correo lleva originales, (p. 3).
Nula fue la petición y el congresista José Agustín Arango se negó asistir a las sesiones. La falta de cohesión de grupo y hacer adelantos por medio de voceros extranjeros debilitó la lucha. La salida fue que el doctor Amador Guerrero viajara a los Estados Unidos el 25 de agosto de 1903, a tocar puertas y conjurar contra Colombia. Fue una visita traumática y una respuesta en ocasiones calurosa y, en otras, evasiva por el poder norteño.