Fidelina Gill, maestra de profesión, pero lo más importante, de vocación




- martes 01 de diciembre de 2020 - 2:45 PM
Fidelina Gill es una de esas mujeres a las que les viene bien la frase: “las mejores cosas vienen en envases pequeños”. Maestra de profesión, pero lo más importante, de vocación, dedicada a la educación primaria.
Inició a trabajar en la Escuela Hernando Bárcenas Fernández, en el corregimiento de Lídice, distrito de Capira como promotora de Preescolar, con el programa de C.E.F.A.C.E.I. (Centro Familiar Comunitario de Educación Inicial) del Ministerio de Educación con la supervisión de la educadora Angélica Montenegro. Cuenta que en esos años no le pagaban un salario ni seguro social, sino que le daban "pequeños aportes".
"Fue una bonita y gratificante experiencia con preescolar, pero mi enfoque siempre fue primaria", narró Fidelina, quien tiene 19 años trabajando en educación primaria.
Y la frase: “Las mejores cosas, vienen en envases pequeños”, le cae muy bien. Gill no es muy alta y tampoco de gran contextura, pero con un corazón grande por educar y que los niños verdaderamente aprendan.
Gill es esa clases de maestros que le pisa los talones a los padres con las tareas de sus hijos, que si tiene que llamar en horas no laborables - lo hace- que se preocupa el porqué el alumno no asistió a clases.
Un anécdota que recordó fue cuando tenía 18 años - y empezó a atender niños- recién graduada de un bachillerato: "Me preguntaba que voy hacer cuando estos pequeños quieren algo todos a la vez".
Comentó que en esos tiempos era como una mamá, "tenía que cargarlos, cantarles para que se tranquilizaran". Dice que nunca ha pasado por su mente cambiar de profesión y tampoco su trabajo.
"Para trabajar con niños de 6 y 7 años hay que tener amor, dedicación, esmero y sobre todo paciencia para poder que ellos aprehendan y empiecen a descubrir sus habilidades".
Aseguró que las clases Online han sido un gran reto, le ha tocado aprehender sobre tecnología e ingeniárselas a la hora de explicar y calificar. "Estoy tranquila cuando siento que cada niño aprendió y realizo sus actividades. "Después contaré las anécdotas de esta experiencia".
Su mayor satisfacción es poder dejar una huella en cada niño o joven que pase por su aula de clases.
Su recomendación para sus superiores es seguir trabajando con dedicación y esmero, no bajar la guardia y preparar a los estudiantes para los retos del futuro.
Para el 2021 es seguir en la lucha, en la batalla para sacar a nuestros estudiantes hacia adelante y que sean excelentes profesionales.
Gill estudió en el colegio Moisés Castillo Ocaña de La Chorrera con mucho esfuerzo de sus padres, personas humildes de campo.
Actualmente en maestra de primer grado del Centro Educativo Bilingue Capira.
Madre luchadora
Tiene 2 hijos. Un varón de 27 años que es efermero y una joven de 15 años.
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