- lunes 02 de febrero de 2015 - 12:00 AM
Un ambiente misterioso -que huele a ilegalidad-, y dos personas (un odontólogo y un recepcionista) muy nerviosas, delatan el proceder irregular de sus acciones.
Esta atmósfera es la que se respira en la Distribuidora y Clínica Dental Orthodent S. A., ubicada en La Gran Estación de San Miguelito.
Este comercio, que en internet anuncia que ofrecen todo tipo de instrumentos odontológicos y materiales de ortodoncia, hasta con planes de financiamiento (crédito), en realidad es una clínica donde venden sueños de una sonrisa de revista.
Un plan atractivo y económico para corregir la posición de los dientes ha sido suficiente para encantar a muchos panameños, que con tal de pagar una módica cuota mensual, se han puesto en manos de extranjeros que se hacen pasar por ortodoncistas idóneos.
Con tres clínicas para instalar frenos, los propietarios de esta supuesta distribuidora han logrado escalar en el mercado de la salud bucal en Panamá,
El personal con el que hacen los trabajos pudiera estar violando las normas migratorias, laborales y sanitarias.
Este medio visitó dos de estas clínicas y pudo corroborar un secreto a voces que ya fue denunciado en septiembre del 2014 a las autoridades del Ministerio de Salud (MINSA): extranjeros con dudosa experiencia e idoneidad están atendiendo a pacientes que buscan corregir sus imperfecciones dentales.
Insalubridad
Solo basta ingresar a una de estas clínicas para sentir la tensión de los que se dicen ser idóneos para colocar frenos. En las dos clínicas visitadas por El Siglo (La Gran Estación de San Miguelito y vía Veneto) al llegar hay que esperar que una persona abra la puerta, pues la tienen bajo llave.
El recepcionista, de raíces venezolanas, pregunta el nombre y pide esperar un momento. Luego de unos minutos, un odontólogo, que se identificó solo con su apellido (Castillo), pidió a la paciente subir a la silla odontológica en la que se observó el instrumental para realizar el diagnóstico dental en completo desorden. Esto hace sospechar nulos procesos de esterilización del equipo. Sin usar guantes ni máscara, este ‘odontólogo’ hizo la revisión. Ni siquiera registró en el odontograma (hoja de registro) el diagnóstico dental. Después de la revisión, el odontólogo recomendó la colocación de una prótesis, cuyo costo es $400.
Al tener certeza de que el trabajo se llevaría a cabo, llenó una referencia para ordenar una radiografía en la que obvió poner su firma y el sello con su registro que lo identifican como ‘odontólogo’ idóneo. Minutos antes en voz baja —para que el venezolano no escuchara— sugirió hacer en otra clínica en la que también presta sus servicios el trabajo, pues aseguró que ofrecen precios más bajos ($300). ‘Estos venezolanos son careros’, expresó el ‘odontólogo’, quien es el primer contacto que tiene la persona que cae en las redes de la distribuidora, pues los frenos los pone un extranjero que usualmente llega en horas de la tarde.
Evasión fiscal y complicidad
Referencias, presupuestos para la instalación de frenos y recetas sin el registro del ortodoncista que pone los frenos forman parte del modus operandi de muchas de estas clínicas que funcionan con personal extranjero, principalmente venezolanos, colombianos y dominicanos.
En una factura de Distribuidora y Clínica Dental Orthodent S. A. a la que tuvo acceso este medio, parece el cobro de una limpieza dental sin la identificación de la razón social. Es decir, esta empresa pudiera estar cometiendo evasión fiscal. (Ver facsímiles).
Denuncia
Estos centros ubicados en áreas exclusivas y sectores populares han proliferado gracias a la facilidad para crear empresas que ofrece el Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) a través del portal de Panamá Emprende.
Francisco Marengo, de la Sociedad Panameña de Ortodoncia (SPO), aseguró que antes para poder abrir una clínica el MICI pedía el visto bueno del MINSA; ahora esto no es así.
Según Marengo, cerca de 30 clínicas pudieran estar trabajando con personal no idóneo, situación que pone en riesgo la salud bucal de los panameños.
‘Si ellos cumplieran con las reglas (nacionalización, internados y certificación) no habría ningún problema en que prestaran el servicio’, dijo al señalar que el peligro que corre una persona que se atienda con un especialista no idóneo es que ‘le dañen la boca’.
‘Pueden estar usando materiales sin esterilización y sin esto enfermedades como sida, hepatitis pueden afectar a las personas. También deformidades dentales gingivales, óseas y faciales’. indicó el especialista.