El incidente de la tajada de sandía (IV parte)

Protesta del Superintendente del Ferrocarril tras los sucesos del 18 de abril de 1856 en Panamá
  • viernes 02 de mayo de 2025 - 12:00 AM

Los enconos y disgustos de los Estados Unidos fueron presentados mediante protesta por el Superviniente del Ferrocarril en la misiva expuesta el 18 de abril de 1856. Según el Superintendente habían llegado a la ciudad de Panamá 950, pasajeros del vapor Ilinois, que se transportaron a través del ferrocarril desde Colón a la ciudad de Panamá. Con el fin de embarcarse en el vapor California con rumbo a la costa del Pacífico de los Estados Unidos.

Es evidente que la argumentación presentada es lo opuesto a la versión de las indagatorias de los testigos oculares. Lo que afirma es que los pasajeros fueron alcanzados por “el motín mencionado.” Su alegato en principio hace alusión de no señalar culpables para luego cambia su versión, cuando expone: “Nada importa ahora si el desorden originara de una parte de otra: basta saber existió un desorden, y que faltando otros medios, vino hacer un deber de las autoridades cuando se ocurrió a ellas ejercer su influencia para contenerlo.” (Protesta presentada el 18 de abril a Francisco Fábrega. Gaceta del Departamento 1856)

Según los miembros de la compañía del ferrocarril y de vapores fueron víctimas de la negligencia de las autoridades. Debido a que la Gendarmería rehusó darle protección. Adicional expone el Superintendente que los gendarmes “inmediatamente comenzó hacer fuego a la casa del depósito del ferrocarril.”

Pinta un cuadro acomodado a la versión de presentar un extremo pacifismo de los norteamericanos aludiendo principalmente a los “hombres mujeres y niños desvalidos que algunos pasajeros intentaron defender a sus mujeres y sus hijos; y que tenían o pudieron procurarse armas tiraron al motín quienes les tiraba a ellos.” (Protesta Presentada 18 de abril) No expone elementos del origen de los hechos de la Ciénaga.

Agrega que “ellos solo obraron en su propia defensa,” su alegato en fin fue que los norteamericanos actuaron en legítima defensa. En lenguaje coloquial pudieron defenderse de la chusma de los panameños, siendo esta la única salida a los norteamericanos fue “procurarse armas tiraron al motín quienes le tiraban a ellos” Con esta cita, los acontecimientos avanzaron, y lo patético a la vez confuso de la misiva es que se convierten en un grupo indefenso y sin protección de las autoridades locales en este caso de la Gendarmería. A lo cual la realidad de los argumentos es que después los norteamericanos dispararon a la gendarmería.

Hace acusaciones que los panameños atacaron a los viajeros y realizaron robos cuando señala “el motín comenzó a despejar el Depósito de todo lo que contenía se robaron el flete depositado.” (Protesta del Superintendente).

El Superintendente expone una severa acusación a la Gendarmería cuando el jefe de las autoridades les ordeno disparar a los norteamericanos y narra lo siguiente: “V. E. ordeno a la policía que hiciese fuego sobre el Depósito que esta orden fue obedecida; y que no por esta tropelía muchos pasajeros fueron matados y asesinados”.

Las acusaciones se agravan y se tensan en virtud de los próximos alegatos del Superintendente, y en los textos y estudios de este hecho cuando confrontaremos en otros escritos los alegatos de los testigos aculares se evidenciara la diferencia. No repara el Superintendente de sus acusaciones y expone lo siguiente:” Mientras que por un lado, hacía fuego la policía del depósito y a pasajeros, por otro se introdujo a la fuerza el motín... en donde con sangre fría, asesinaron a muchos de los indefensos pasajeros.”

No podía pues, observarse en sus palabras una contradicción cuando el Superintendente cuando vierte otras acusaciones en que los nacionales en el momento “en que el desenfreno... privándolos de los equipajes... y los zarcillos a las señoras.” Pero al revisar su nota escribió”. “Yo no tuve presente en aquella escena.”

Los enconos y disgustos de los Estados Unidos fueron presentados mediante protesta por el Superviniente del Ferrocarril en la misiva expuesta el 18 de abril de 1856. Según el Superintendente habían llegado a la ciudad de Panamá 950, pasajeros del vapor Ilinois, que se transportaron a través del ferrocarril desde Colón a la ciudad de Panamá. Con el fin de embarcarse en el vapor California con rumbo a la costa del Pacífico de los Estados Unidos.

Es evidente que la argumentación presentada es lo opuesto a la versión de las indagatorias de los testigos oculares. Lo que afirma es que los pasajeros fueron alcanzados por “el motín mencionado.” Su alegato en principio hace alusión de no señalar culpables para luego cambia su versión, cuando expone: “Nada importa ahora si el desorden originara de una parte de otra: basta saber existió un desorden, y que faltando otros medios, vino hacer un deber de las autoridades cuando se ocurrió a ellas ejercer su influencia para contenerlo.” (Protesta presentada el 18 de abril a Francisco Fábrega. Gaceta del Departamento 1856)

Según los miembros de la compañía del ferrocarril y de vapores fueron víctimas de la negligencia de las autoridades. Debido a que la Gendarmería rehusó darle protección. Adicional expone el Superintendente que los gendarmes “inmediatamente comenzó hacer fuego a la casa del depósito del ferrocarril.”

Pinta un cuadro acomodado a la versión de presentar un extremo pacifismo de los norteamericanos aludiendo principalmente a los “hombres mujeres y niños desvalidos que algunos pasajeros intentaron defender a sus mujeres y sus hijos; y que tenían o pudieron procurarse armas tiraron al motín quienes les tiraba a ellos.” (Protesta Presentada 18 de abril) No expone elementos del origen de los hechos de la Ciénaga.

Agrega que “ellos solo obraron en su propia defensa,” su alegato en fin fue que los norteamericanos actuaron en legítima defensa. En lenguaje coloquial pudieron defenderse de la chusma de los panameños, siendo esta la única salida a los norteamericanos fue “procurarse armas tiraron al motín quienes le tiraban a ellos” Con esta cita, los acontecimientos avanzaron, y lo patético a la vez confuso de la misiva es que se convierten en un grupo indefenso y sin protección de las autoridades locales en este caso de la Gendarmería. A lo cual la realidad de los argumentos es que después los norteamericanos dispararon a la gendarmería.

Hace acusaciones que los panameños atacaron a los viajeros y realizaron robos cuando señala “el motín comenzó a despejar el Depósito de todo lo que contenía se robaron el flete depositado.” (Protesta del Superintendente).

El Superintendente expone una severa acusación a la Gendarmería cuando el jefe de las autoridades les ordeno disparar a los norteamericanos y narra lo siguiente: “V. E. ordeno a la policía que hiciese fuego sobre el Depósito que esta orden fue obedecida; y que no por esta tropelía muchos pasajeros fueron MATADOS Y ASESINADOS.”

Las acusaciones se agravan y se tensan en virtud de los próximos alegatos del Superintendente, y en los textos y estudios de este hecho cuando confrontaremos en otros escritos los alegatos de los testigos aculares se evidenciara la diferencia. No repara el Superintendente de sus acusaciones y expone lo siguiente:” Mientras que por un lado, hacía fuego la policía del depósito y a pasajeros, por otro se introdujo a la fuerza el motín... en donde con sangre fría, asesinaron a muchos de los indefensos pasajeros.”

No podía pues, observarse en sus palabras una contradicción cuando el Superintendente cuando vierte otras acusaciones en que los nacionales en el momento “en que el desenfreno... privándolos de los equipajes... y los zarcillos a las señoras.” Pero al revisar su nota escribió”. “Yo no tuve presente en aquella escena.”

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