- lunes 01 de abril de 2024 - 12:00 AM
Cada 2 de abril Panamá se viste de azul para concientizar sobre el autismo. Las autoridades de Salud se unen y hacen un llamado a los padres de familia a identificar esas banderas rojas en sus hijos que podrían ayudar a un diagnóstico oportuno.
Según los especialistas existen banderas rojas que deben ser identificadas por los padres y que permitirán investigar un poco más sobre el neurodesarrollo del niño permitiendo hacer intervenciones de forma oportuna.
Por lo que no dudes de acudir al pediatra si su pequeño: no responda a su nombre; no sonría cuando le sonríe; no presente un adecuado contacto visual; no interactúe con otros niños de su edad; si pierda lenguaje que ya había ganado; y si no logre señalar a los 18 meses.
De acuerdo con la Caja de Seguro Social (CSS), el autismo es un espectro de trastornos caracterizados por déficit del desarrollo, permanentes y profundos, que afectan a la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas.
Aris Barak, pediatra de la CSS, explicó que el término trastorno del espectro autista (TEA) fue empleado por primera vez por Lorna Wing, quien en 1988 expuso que las personas situadas en el espectro son aquellas que presentan: trastorno en las capacidades de reconocimiento social; trastorno en las capacidades de comunicación social; y patrones repetitivos de actividad, tendencia a la rutina y dificultades en imaginación social.
La especialista resaltó que la primera característica de los niños con TEA es una marcada dificultad o déficit a la hora de interactuar con los demás de forma normativa. Esto se traduce en un déficit en la reciprocidad emocional; por ejemplo, a través de aproximaciones sociales anómalas, problemas para compartir intereses y emociones, entre otros.
Cabe señalar que según estadísticos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial, uno de cada 160 niños nace con esta condición. En Panamá se desconoce con exactitud cuántas personas viven con TEA.
La CSS aconseja a los padres de familia y parientes con pacientes dentro del TEA, vivir un día a la vez, nunca subestimar el potencial de los niños en esta situación y siempre teniendo en cuenta que pueden aprender por más pequeños que sean. Rodearse siempre de apoyo positivo, proporcionar ambientes educacionales y de aprendizaje óptimos a tiempo guiado por profesionales.