¿Con quién hablan nuestros niños en las redes?

Alertan sobre el delito de ‘grooming’ y la falta de legislación en Panamá Marina Pérez
  • lunes 20 de mayo de 2024 - 12:00 AM

La legislación debería avanzar al ritmo de la modernización. En la era digital, los niños y jóvenes pasan más tiempo en el celular que hablando con sus padres. Las redes y videojuegos son los canales que emplean los delincuentes para contactar a niños vulnerables. Les piden fotos desnudos, en posiciones comprometedoras, y después los chantajean. Como padres es importante hablar abiertamente con nuestros hijos y alertar los peligros a los que se pueden enfrentar. Marina Pérez, de la Alianza por la Niñez y la Adolescencia, nos explica.

¿Cuáles son los principales retos del próximo gobierno en materia de Niñez y Adolescencia

Para nosotros desde Aliados por la Niñez y Adolescencia, compuestos por más de 27 organizaciones, determinamos después de un amplio consenso que existen cinco puntos prioritarios que estamos tratando de abordar ante el perfil del país. Estos puntos consisten en la implementación de la ley 285, porque permitirá crear prevención, atención e identificación de riesgos tempranos para evitar la violación de derechos. Segundo la educación de calidad. La pandemia nos ha dejado una lección importante, dejó a la niñez en vulnerabilidad. Lo que apostemos hoy en la niñez serán los resultados que vamos a tener en 15 o 20 años. Es una inversión. También debemos recordar que hay más de 100 mil niños y adolescentes que están fuera del sistema escolar y su vulnerabilidad se amplifica porque tiene más probabilidades de entrar en conflictos con la ley, mendicidad, caer en redes de trata de personas, pandillerismo, hay que atender esa población y reinsertar al sistema educativo y apoyar a sus familias. El otro tema es salud integral, acceso al agua, alimentación, derecho a un medio ambiente sano para que desarrollen todo su potencial, también el tema de salud mental es fundamental. No solo es un fenómeno en Panamá, sino en el mundo, vemos una alta incidencia de suicidios en adolescentes.

¿Cuál ha sido la incidencia en materia de suicidios de adolescentes en Panamá?

Desde las organizaciones de la sociedad civil vemos con preocupación la falta de medidas preventivas en suicidios o atender chicos que padecen de depresión o algún problema de salud mental. También vemos que no hay un sitio donde ellos puedan acudir, deben ir a urgencias de un hospital a ver si los admiten, con todo lo que lleva las deficiencias del sistema de salud. No vemos un centro que pueda atender este tipo de problemas, que ofrezcan programas de recuperación.

El Instituto Nacional de Salud Mental, ¿es una opción?

Creo que el Instituto hace lo que puede, pero podría hacer mucho más si lo dotan de recursos suficientes para atender.

¿A qué obedecen estos suicidios?

Ahí tendríamos que ver cada caso, sabemos por los casos que nos llegan a la oficina que hay un trastorno mental que hay que atender, pero a veces hay consecuencias por cosas que les pasan que no tienen la posibilidad de expresar o ser atendidos, temas como violencia sexual, violaciones en casos de familia o el entorno cercano. Cosas que no se le puede dar un tratamiento porque el chico no lo verbaliza, no lo puede hablar por temor o vergüenza.

¿Se puede decir que Panamá cuenta con las herramientas para hacer investigaciones judiciales para evitar que los niños sean prostituidos, o víctimas de ‘grooming’ o acosados en las redes?

Yo separaría ahí las cosas. Cuando entra el Ministerio Público a investigar es porque ya se comete un delito. Entonces estamos llegando tarde a ese problema. ¿Qué estamos haciendo en la etapa previa para que no ocurra? Me atrevo a decir que hay algunos esfuerzos legales y de entidades como Comisión Nacional para el Estudio y la Prevención de Delitos de Explotación Sexual, pero también es cierto que nos estamos quedando atrás en la tipificación de delitos como el ‘grooming’ o de otros delitos digitales. Sabemos que los jóvenes se mueven en el mundo digital y tenemos que protegerlos ahí porque por lo general estos acosadores son anónimos. Como padres no sabemos quién habla con nuestros hijos cuando se conectan a un vídeo juego, no sabemos si es un joven de 14 años o un adulto de 40 que está esperando el momento para ver cómo lo capta. Tenemos que prestar atención a esto. Hay esfuerzos en otros países que pueden servir de guía, analizar las falencias de la legislación y crear una ley.

¿Hay estadísticas al respecto?

Yo entré a la página del Ministerio Público en la sección de estadísticas, pero no existe el delito tipificado, eso no significa que no ocurra. Si empiezas a buscar en google, ves noticias del Ministerio Público tratando de prevenir estos delitos.

¿De qué forma se aborda a los niños en las redes?

Hay de todo. Es un mundo amplio que a nuestra generación le cuesta entender. En el tema de ‘grooming’ (toda acción en que un mayor de edad se gana la confianza de un menor de edad con fines sexuales), por ejemplo, sabemos que hay una captación de ese chico y puede pasar con un maestro, un entrenador, que le pide que le mande imágenes y luego lo chantajea. Le dice que se lo va a mandar a sus padres si se niega a tener relaciones con él, o asuntos similares.

Como padres, ¿qué debemos hacer para evitar este tipo de situaciones?

Hay que hablar mucho con nuestros hijos. Debemos hacer el esfuerzo de saber lo que está pasando y tener conversaciones abiertas con nuestros hijos. Es importante que no nos tengan miedo para contar, porque pueden pensar que si los padres se enteran de que mandó una foto sin ropa los van a regañar. Rescato la responsabilidad que necesita la familia para poder abordar estos temas. También están las instituciones públicas, las organizaciones no gubernamentales, comunidades, todos debemos hacer un abordaje multisectorial para abordar estos temas.

En cuanto a la prostitución infantil, ¿han tenido reportes que está ocurriendo?

Sí. La sociedad civil ha visto que existen estas situaciones y es preocupante porque lo hemos visto en la provincia de Bocas del Toro, por ejemplo. Generalmente ocurre en perfiles de alta vulnerabilidad, en jóvenes y niñas, un fenómeno que también afecta a los varones aunque hay una mayor incidencia en niñas. Usualmente la explotación sexual comercial, que incluye temas de pornografía infantil, puede ser desde imágenes, tener relaciones sexuales con un adulto a cambio de comida, gastos del hogar, unas zapatillas. Lo más triste es que hay familias que son cómplices de esto, autoridades locales que participan y lo que notamos es una especie de mirar a otro lado por parte de las autoridades en las provincias. Como que no se enteran, no quieren saber, o arguyen que es por voluntad de las chicas. No se dimensiona la gravedad del asunto de un menor de edad víctima de la explotación sexual.

Hay que hablar mucho con nuestros hijos. Debemos hacer el esfuerzo de saber lo que está pasando y tener conversaciones abiertas con nuestros hijos.”
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