‘El cáncer cambió mi vida'

Testimonio de Elena del Rosario Quintanar M., sobreviviente de cáncer de mama
  • lunes 11 de octubre de 2021 - 12:00 AM

Hace algunos años, curioseando mi cuerpo, me detecté una ‘bolita' dolorosa en mi mama izquierda. Colateral a este hallazgo, había tenido dolor en la axila, debilidad en el brazo y pérdida de fuerza en la mano. De inmediato consulté con un médico, quien después de escucharme confirmó la presencia mediante la palpación que le solicitó a la enfermera, me ordenó un ultrasonido y una mamografía.

Estos estudios corroboraron la presencia de un tumor, cuya realidad fue validada con una biopsia: el diagnóstico fue carcinoma ductal infiltrante. Pregunté al médico: ¿Qué significa carcinoma? Me contestó que tienes cáncer.

El impacto de esa terrible revelación me desestabilizó y me desplomé. Mi mundo se redujo a un solo pensamiento: la muerte, y la visión de una cruz se dibujó en mi entrecejo: esa imagen iba y venía reiterativamente, acrecentaba el terror que me infundió la idea de padecer de cáncer. Más calmada, tuve una reflexión y me dije: ‘esto no es lo último que me pasará, no lo merezco'.

Allí empezó mi lucha por ganarle la batalla a ese ‘amigo' que no quería en mi cuerpo. Con el Instituto Oncológico inicié para canalizar mi atención y programar la operación: el médico me habló de mastectomía radical con resección de ganglios, y así fue en el segundo intento de cirugía, ya que en la primera ocasión la intervención fue omitida debido a que me dio un paro cardiaco, me tuvieron que aplicar resucitación cardiovascular: había ido a la operación con mucho temor.

Pasado el trauma operatorio, vino la fase de tratamiento: me extirparon 37 ganglios de los cuales cuatro salieron contaminados. Por la razón anterior, me sometieron a quimioterapia: recibí cinco sesiones y, aunque no fue necesario aplicarme radiación, mi caso fue enviado para consulta en a fin de verificar el nivel de complicación y, de ser necesario, (de segundo grado en adelante), me incluirían en el beneficio del programa en el que recibiría un tratamiento especial por un año, tratamiento que ofrecía Alemania. Gracias a Dios, mi caso no clasificaba en un nivel complicado, y la investigación por esa parte, concluyó ahí.

Con la quimioterapia protocolar postoperatoria, no solo me sobrevino la caída del cabello, sino la caída emocional, sicológica y física, pero todo lo pude soportar con la ayuda de Dios, de mi familia, de mis hijos, de mis compañeros de trabajo y de muchos amigos que me apoyaron en la recuperación, la cual creía que nunca se iba a dar; los días de mi convalecencia me resultaban interminables. No obstante, como Dios nos da ‘solo la carga que podemos soportar', yo superé todo, y pasados los días, al poco tiempo pude rehacer mi vida: volví a mis trabajos, disfruté a mis nietas, especialmente a la segunda que nació cuando iba por la cuarta quimioterapia.

Han pasado dieciocho años desde aquel junio de 2003 cuando el cáncer me visitó. Durante estos años, me controlé conforme a lo indicado por los médicos y he procurado hacer una vida normal: en diciembre de 2008, completé los cinco años de tratamiento de quimio oral. Hasta entonces, siguieron cinco años más de control anual, y continué como paciente en remisión. Si no hay recurrencia del padecimiento, completados diez años, me dieron de alta, y el oncólogo que atendía mi caso me dictaminó libre de la enfermedad: por mi fe en Dios, los cuidados, controles... hoy el tiempo transcurrido me ha permitido llegar a este día como sobreviviente de cáncer de mama: ¡estoy viva celebrando la vida!

Testimonio que mi vida con cáncer me humanizó y me fortaleció en muchos aspectos haciéndome una persona más sensible y solidaria, más sencilla, tolerante y positiva, cambios que me han permitido, además de crecer espiritualmente, mejorar mi carácter, disfrutar plenamente de todo lo que tengo, principalmente de mis hijos y de sus progresos, de mis nietas, de las oportunidades que me permiten realizaciones sociales, emprendimientos, seguir mis aficiones y desempeños profesionales.

Mi consejo a todas las mujeres es que se prevengan con los controles para evitar contraer esta terrible enfermedad; la detección temprana es vital. A quienes ya la padecen, les aconsejo atenderse, seguir las indicaciones del tratamiento, considerar las secuencias del protocolo de tratamiento, compartir el tema de su enfermedad y, sobre todo, confiar en Dios, que todo lo puede, para soportar la pesada carga de padecer el mal, ya que un cáncer controlado nos devuelve la alegría de vivir: es un renacimiento.

En este testimonio también debo mencionar, de modo especial, al Instituto Oncológico Nacional (ION) por su eficacia y eficiencia en la atención de los enfermos: en el ION todos hablan el mismo lenguaje en su desempeño por dar esperanza de vida a todos los pacientes.

Mes de las cintas

Campañas. En nuestro país octubre es el mes de las campañas de la cinta rosada y celeste, cuyo lema es ‘Uniendo Fuerzas contra el Cáncer'. Estas campañas tienen como objetivo crear conciencia sobre la importancia de realizarse los exámenes correspondientes, que permitan detectar a tiempo el cáncer de mama y de próstata. La detección temprana es vital, a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama y próstata.

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