
- miércoles 06 de noviembre de 2019 - 12:00 AM
Con relación a la gesta de 1821, hay un diseño elaborado de historia patria con el sentido de no entrar en detalles de cuáles fueron los intereses de las clases sociales en esa coyuntura. La preocupación de hoy, es determinar el sentido y los intereses de clase de los que participaron en la gesta del 10 y 28 de noviembre, en función de los intereses de los campesinos de Azuero y los comerciantes de la ciudad. Es esta la realidad en la cual hay que determinar los hechos de 1821. En tanto que fue en sí, el motivo y cómo podemos calificarlos.
Cuál es el perfil y la participación de las clases sociales, y su definición. Para encontrar la primera respuesta, aceptamos la definición del Dr. Gasteazoro en su escrito Interpretación sincera del 28 de noviembre de 1821, al afirmar lo siguiente: ‘La independencia de Panamá en 1821 es una revolución en cuanto que pone punto final al dominio de España en el Istmo. Esta es, ni más ni menos, la preocupación dominante en ese momento de la historia, y como se ve claro es una preocupación de orden política la única que con relativa intensidad se siente en el Istmo', (p. 7). No hay contradicción con el historiador antes citado, pero lo consecuente ahora constituye si la revolución de 1821 pudo concretar las aspiraciones de los sectores campesinos del interior.
Subversivo fue el movimiento santeño del 10 de noviembre de 1821, en el sentido de erradicar la presencia colonial española en ese sector. Al igual, ellos tenían su propio proyecto libertador. La falta de pie de fuerza militar española en Los Santos, por el traslado a la ciudad de Panamá y luego a Sudamérica fue el ingrediente que definió las condiciones para el levantamiento santeño. En este caso, Diógenes De La Rosa en su escrito El Cabildo abierto del 4 de noviembre afirma: ‘Las declaratorias de independencia de los ayuntamientos de Los Santos y Panamá, son similares a las emitidas en las capitales generales y gobernaciones a comienzos del siglo XIX. Se adopta en los Cabildos abiertos, con gran concurso popular y en presencia de diversas jerarquías civiles, militares y eclesiásticas. Acciones locales, se atribuyen la representación general del país y su ejercicio disponen medidas de gobierno que a todos comprometen y obligan', (p. 39).
Los santeños tenían el derecho a ejercer posiciones contestarías en virtud de la pobreza a que estaban sometidos. Un calcinante poder de los resabios de descendientes de los viejos encomenderos, dueños de la vida de indígenas esclavizados, explotados y arrinconados. Por otro lado, los pequeños propietarios de parcelas de tierra también resistían a los impuestos y gravámenes de pago y tributos.
En todo el interior existían los descalzados sociales o, por decir, las masas explotadas por el caudillismo de la metrópoli española. El ejército español servía de instrumento de represión y punto de sostén del régimen español.
Cuando los santeños llevan a cabo la independencia, el coronel José de Fábrega, quien era el que dirigía la tropa española en la ciudad de Panamá, manda a dos emisarios a detener la revolución. Los santeños no ceden, prefieren primero morir luchando que entregar la revolución. La respuesta es categórica a pesar de la fragilidad militar de los santeños, ya que no tenían una milicia preparada y, además, no contaban con medios de comunicación adecuados para comunicarse con los otros pueblos del interior. Mientras tanto en la ciudad de Panamá se logra persuadir a la tropa española para que desertara. Toma, entonces, la dirección el general José de Fábrega, caudillo militar antes al mando de las órdenes de los españoles en Panamá.
Hay que advertir que el líder Mariano Arosemena estaba en contra del movimiento santeño al declarar que este era IRREGULAR Y DEFICIENTE. Los llamó novicios, es decir, hombres sin experiencia en la revolución que estaban ejecutando a favor de las masas explotadas del interior.
Un buen resumen se define como los intereses de la clase comerciante de la zona de tránsito que perdió de vista la unidad necesaria en ese trance de la historia. En fin, son dos movimientos de independencia, pero con objetivos de clase social diferentes. En esa determinación, los santeños no cedieron y se mantuvieron firmes. Pero el peso de los comerciantes y sus intereses de clase mercantil terminaría ahogando el movimiento santeño y tomando Mariano y su clase social la dirección de la nueva entidad republicana.
Diferencia palpable que se mantiene en vigencia hasta el día de hoy, cuando algunos gobiernos ahorcan el agro y suplican por las importaciones. Esta acción fracciona la economía de los agricultores del interior. De esta manera, queremos destacar que la historia es un medio para entender nuestras realidades actuales y un espejo donde se refleja nuestra realidad. Creo que hoy es digno revindicar el movimiento santeño y tener en cuenta esta experiencia y que no se vuelva a repetir.