- lunes 25 de abril de 2016 - 12:00 AM
VÍA CRUCIS
Once operaciones, dos derrames, y la cruz que carga Eneida Ovalle, de 42 años, cada día se pone más pesada.
Al llegar a su casa, en La Siesta en Tocumen, dijo muy amablemente: ‘Pasa y siéntate'. Luego llamó a su hijo Cadeth, de 19 años, para que le ayudara a movilizarse hasta la sala. En todo momento estuvo sobre una silla de ruedas.
A simple vista parece no faltarle nada material, pero lo más importante, la salud, no le sobra.
Miró sonreída y en son de broma y en serio nos advirtió que su historia era muy larga y que sería la entrevista que más tiempo nos tomaría realizar.
Empezó la historia de adelante hacia atrás y nos dijo que el pasado domingo 17 de abril tenía programada la doceava operación en la pierna para intentar volver a caminar, pero para esto debía viajar a Cuba.
Lastimosamente, el Estado (que tanta ayuda le prometió) no le dio respuesta.
Mientras Eneida se desahogaba, Cadeth se mantenía sentado en una mecedora, pendiente a lo que su madre decía, pero reáceo a levantar la mirada.
Así empezó todo
‘Mi calvario inició el 17 de julio de 2007. Un accidente me cambio la vida para siempre', afirmó.
Ella, junto a otros compañeros de trabajo, se dirigía hacia Santiago, contratados por el Despacho de la Primera Dama para realizar una obra de danza y teatro, pero la tragedia los sorprendió en el camino.
El bus en el que viajaban se accidentó a la altura de La Mata, en Santiago. Una persona falleció mientras que otras seis resultaron heridas de gravedad. Entre ellas, Eneida, a quien se le partió la pierna derecha y el rostro le quedó desfigurado.
En ese entonces, el despacho de la primera dama se hizo cargo de todos los gastos de las operaciones y traslado hacia Cuba, pero tras el cambio de gobierno no hubo más apoyo.
Poco a poco intentó recuperarse con terapias y cirugías, y ya podía caminar apoyándose en muletas, pero después de 6 años, el 16 de septiembre de 2013, le sobrevino otra desgracia.
‘Recién habían inaugurado la zona paga de El Marañón; me acuerdo de que ese día estaba allí e iba abordar un metrobús y caí. Rodé ocho escalones. La culpa fue de trabajadores de ahí que me dijeron que no se podía parar un metrobús fuera de esta zona paga, por lo que me vi obligada a bajar y subir las escaleras', detalló.
Con desolación decía que solo tenía un par de meses de haber regresado de Cuba; sin embargo, este segundo accidente volvió a postrarla en una silla de ruedas.
Nunca llegó ayuda ni de la empresa ni del gobierno
‘Espero, espero y espero, pero ya estoy cansada de esperar y de no recibir ayuda. No pido limosnas, esto me pasó trabajando, el segundo accidente fue en una zona paga que no estaba apta para ser utilizada', contó Eneida entre lágrimas de dolor y decepción.
‘Han pasado dos gobiernos y en ninguno han cumplido las promesas que me hicieron de ayudarme', manifestó.
Para rematar, durante el gobierno del expresidente Martinelli, el Miviot le otrogó un terreno en Chepo cerca del hospital regional de este distrito, pero ahora resulta que está en un pleito legal, pues el lote sale a nombre de otra persona.
Con el fin de recaudar fondos, Eneida está vendiendo unas pinturas, elaboradas por la doctora que le hizo la reconstrucción del rostro en Cuba. El valor de estas obras de arte oscila entre los $250 y $300.