- martes 13 de agosto de 2024 - 11:10 AM
Y si las paredes lloran, el alma grita
La Universidad de Panamá, la de todos los panameños, y baluarte histórico de la Educación Superior panameña, está confrontando serios problemas de manera integral, en donde la Academia, la Tecnología y sus estructuras hoy día, están desfasadas con la realidad que se vive en materia educativa en el mundo actual.
Los presupuestos otorgados a nuestra primera casa de estudios, distan de satisfacer los requerimientos actuales de la enseñanza en el siglo 21. También a la par del exiguo presupuesto, debemos tener buenos administradores que sepan priorizar las demandas en la formación de nuestros estudiantes.
El insigne maestro, Dr. Octavio Méndez Pereira decía lo siguiente: “Una Universidad así será llamada a realizar el milagro de la redención nacional, porque ella inspirará como se debe el elemento sobre el cual gravita la responsabilidad directa del futuro y al cual le tocará resolver con clara visión de nuestro pasado, nuestras necesidades y nuestro porvenir, los problemas económicos sociales, políticos, religiosos e intelectuales de nuestros pueblos, resolverlos con carácter sano y criterio elevado y de la manera más conveniente para el desarrollo rápido, amplio, sólido e integral de la nación.” Dr. Octavio Méndez Pereira (1924-1925). La Universidad Americana y la Universidad Bolivariana de Panamá.
La educación mundial sufre cambios de forma acelerada en función de nuevos descubrimientos, tecnologías innovadoras, así como los productos en formación que deben responder a las necesidades del crecimiento y desarrollo de los países; más estas nuevas tecnologías, son vitales en las áreas y especialidades de las diferentes disciplinas presentes en nuestras universidades.
Y es así, que tanto el Estado a través de los diferentes gobiernos, poseen el deber primario de proveer a las instituciones educativas, tanto a nivel primario, medio y superior de presupuestos dignos y consecuentes con la función educadora de los panameños y también de proveer las tecnologías y lo que comprenden, para cumplir con este fin.
Sabemos que la disposición y utilización del presupuesto descansa en las administraciones que de una manera u otra satisfacen ciertas necesidades, que en muchas ocasiones, distan con el fin propuesto en materia educativa.
Nuestra Universidad, la Casa de Méndez Pereira, se encuentra en la actualidad con edificios viejos y enfermos, donde se desprenden tramos de su estructura, y se trata de contener lo que es inevitable, su colapso. El techado ha sido defenestrado por el tiempo por las continuas lluvias, llegando a manifestarse de forma notoria las múltiples goteras, que irrumpen y desvían las funciones del personal, quiénes colocan tinacos o envases para recogerlas.
Esta situación deleznable, crea preocupación y crisis, debido a la impotencia generada al no poder remediarlas por la carencia de presupuesto de inversión y mantenimiento adecuado en nuestra primera casa de estudios, esto referente a la infraestructura física, pero también a nivel académico en la formación de nuestros estudiantes, tenemos graves carencias y los equipos existentes, ya están deteriorados y necesitan reemplazo y necesitamos materiales modernos y de calidad en la enseñanza, todo esto, para ser competitivos y responder a las necesidades de las empresas empleadoras, tanto nacionales como internacionales. Es inadmisible la situación que prevalece hoy día en nuestra universidad, por eso: “Y si las paredes lloran, el alma grita”, y grita de dolor al no poder llevar a efecto un proceso de enseñanza aprendizaje, de acuerdo con los cánones actuales en materia educativa.
Profesor titular universitario