- martes 02 de agosto de 2016 - 12:00 AM
¡Vivir seducido por el libertinaje!
Es preocupante que los jóvenes de hoy demanden libertad absoluta. Tal exigencia los lleva a resistir cualquier forma de a utoridad sea, eclesiástica, civil, familiar, pues se entiende que el orden humano como una limitante contranatura. Es como si al futuro sólo se pudiera llegar, si logramos despojarnos de esas trabas y fardos pesados que son la ley y la moral.
Para todos, el porvenir siempre nos será incierto. Planificar una vida útil, toma tiempo y requiere coraje, y aunque no asegura el triunfo, al menos sabremos cómo terminaremos. Pero, una existencia sin control, no nos lleva a ninguna parte, y en la primera curva, se termina estrellado.
Como el libertino obra al ritmo de sus impulsos, no se permite el lujo de soñar. ¡Que venga lo que venga! Las ilusiones no lo pueden atar, por estar convencido que ¡lo que es para ti… es para ti. Pero, por fuerza de los tiempos esa alma juvenil indómita se agota, pues en algún momento tendrá que subsidiar su rebeldía existencial.
Los pueblos adolecen del mismo mal. Aspiran grandes logros, pero sin comprometer el menor sacrificio. La mayoría piensa que es para ser vivida, porque resolver los problemas, es asunto propio de los gobernantes. A la patria que le canten los trovadores, o que le hagan poemas los vates. El país lo defendemos en el Rommel en cada eliminatoria, cada cuatro años. Las ambiciones de los vales y los paisas no nos preocupan, pues los gringos siempre nos defenderán.
La libertad bien entendida, es la condición indispensable para organizarnos y defender lo que me pertenece como individuo y como Nación. El respeto a las leyes nos garantiza la unidad de acción para superar obstáculos. La sumisión de nuestra conducta a las normas morales nos prodiga como pueblo, una fisonomía de continuidad en el tiempo y el espacio.
El orden natural obedece a una voluntad suprema. El orden social estatal vigente, responde al deseo humano de someter ‘voluntariamente' al hombre a otro hombre, entendidos ambos como actos de suprema libertad personal. Importa la libertad que invita a ser mejor persona, mejor ciudadano, mejor ser humano.
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La libertad bien entendida, es la condición indispensable para organizarnos y defender lo que me pertenece