- viernes 20 de mayo de 2011 - 12:00 AM
Varela y la reelección
Así, si mentir no es moralmente correcto, no se debe mentir. Si venderle licor a menores no es moralmente correcto, no se debe promover el licor en forma abierta.
En política, tenemos doble moral cuando protestamos porque los que controlan los organismos de dirección de un partido o del Estado, lo usan a su favor, en detrimento nuestro, para conducir los procesos y seguir controlando ya al partido, ya al Estado; pero cuando estamos en control de esos mecanismos los usamos en forma contraria a lo que esgrimíamos cuando era en contra nuestra.
Hoy, los que controlan el Partido Panameñista, se oponen a que se reforme la Constitución para permitir la reelección inmediata, porque están esperanzados en que les cumplan lo que ya se ve que los adláteres del presidente Martinelli, con su beneplácito, no están dispuestos a mantener: que Varela encabece la nómina presidencial en el 2014.
Si la reelección es buena para Varela como presidente del Partido Panameñista, por qué no es buena para Martinelli como presidente de la República? O viceversa, Martinelli no se debe reelegir en forma inmediata para presidente de la República, por qué Varela se debe reelegir para presidente del Partido? ¿Será doble moral de Varela y de sus corifeos?
Tanto Varela como Martinelli no deben reelegirse porque esto atenta contra la democracia en este sistema perverso. Pensemos solamente cómo estos señores usarán las estructuras partidarias o del Estado para promocionarse en detrimento de otros aspirantes, atentando contra la igualdad de oportunidades que debe ser un principio en democracia. En el 2008, Alberto Vallarino probó, al igual que Varela, que a pesar de que gastó menos dinero usando la estructura partidaria logra hacerse elegir candidato presidencial para luego claudicar ante el que lo injurió, teniendo al panameñismo disminuido. Y ahora que Varela puede usar la estructura partidaria y hasta los recursos del Estado en su acostumbrado clientelismo, la desventaja para cualquier osado aspirante como José Antonio Domínguez, es supina.
La opción la tienen los panameñistas de base, esos que han sido relegados por la actual dirigencia, que se adocenó y ha tolerado que perredistas tránsfugas tengan más opción en la mal llamada alianza que los panameñistas que cargaron la campaña.
EL AUTOR FUE PRECANDIDATO PRESIDENCIAL